Salvar a la nación

Ojalá y que, la contundencia de las cifras, no nos dieran otra oportunidad que aceptar nuestra derrota moral, tal como aceptamos que perdimos el pasado proceso electoral en Coahuila. Pero, ante el desastre, tenemos el deber superior de señalar y defender el bienestar del país. La gestión económica es, por donde se le vea, la … Leer más

Ojalá y que, la contundencia de las cifras, no nos dieran otra oportunidad que aceptar nuestra derrota moral, tal como aceptamos que perdimos el pasado proceso electoral en Coahuila. Pero, ante el desastre, tenemos el deber superior de señalar y defender el bienestar del país. La gestión económica es, por donde se le vea, la peor posible.

Tendremos muy probablemente la caída anual del PIB más pronunciada de América Latina y no sólo se deberá a la pandemia.

Son cientos las empresas micro, pequeñas y medianas que ya no abrirán más sus puertas y miles de empleos que no se recuperarán en el corto plazo. Cómo no vamos a señalar la indolencia gubernamental ante el quiebre de empresas y la pérdida de fuentes laborales, máxime cuando tal indiferencia proviene de quien se dedicó los últimos dos sexenios a criticar el desempeño de la economía y a prometer que con su gestión y el cambio de modelo habría un crecimiento nunca logrado.

A Coahuila las pésimas decisiones del presidente ya le constaban, por lo menos, 2 mil 500 millones de pesos en aportaciones y gasto federalizado, que no son un obsequio del gobierno, por la enorme aportación a la riqueza del país que genera nuestra entidad.

Y el próximo año el golpe a las finanzas coahuilenses será todavía mayor. De no pasar algo extraordinario, la falta de recursos impactará de manera negativa el bienestar general de los coahuilenses.

Y todavía hay quienes pretenden, no sólo que guardemos silencio, sino que nos sumemos a los halagos y aplausos hacia el que sin duda será recordado como el presidente más deshonesto de la historia. El desastre todavía no es evidente para todos, en especial para aquellos que reciben algún beneficio directo. Pero la manera de usar el poder -y el erario- de la 4T es insostenible.

Más pronto que tarde, en Coahuila y en el resto del país, van a terminar por reconocer que nuestra oposición no era para molestar, sino para salvar a la nación.

*Centro de Colaboraciones Solidarias




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