Rebelión en el PRI

Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.
Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.

El plantón en el PRI por un grupo comandado por Nayelly Gutiérrez y Ulises Ruiz, más allá de los señalamientos de éstos y las respuestas de los defensores de Alito, es un reflejo del malestar generalizado y el desencanto de la mayoría de la militancia por los resultados que arrojó la votación del 6 de … Leer más

El plantón en el PRI por un grupo comandado por Nayelly Gutiérrez y Ulises Ruiz, más allá de los señalamientos de éstos y las respuestas de los defensores de Alito, es un reflejo del malestar generalizado y el desencanto de la mayoría de la militancia por los resultados que arrojó la votación del 6 de junio, que fueron verdaderamente desastrosos.
La gente le volteó la cara al PRI en ocho estados en que gobernaba y en otras siete le espetó un nuevo rechazo, sucediendo lo mismo en 250 presidencias municipales, 18 Legislaturas locales, 140 diputados locales, y sólo ganamos 11 Diputaciones Federales, de 300 que estuvieron en disputa. ¡Nadie puede manifestarse orgulloso de ello!
Esta guerra verbal contra Alito y su grupo sólo deja ver una disputa por los restos del partido para negociar, porque ni a uno ni a otro grupo se les ha visto luchando por la población. Unos se han apropiado de la dirigencia del partido y de la coordinación de la disminuida bancada priista en la Cámara de Diputados, y les aseguro que ni una ni otra será puesta al servicio de la militancia, que anda  por una lado, mientras Alito voltea para otro.
Se pretexta compra de votos, presiones y amenazas para desviar la atención, cuando la realidad es diferente. La voluntad expresada en las urnas, de manera  consciente; o amenazada, o comprada, o como sea, mandó un auténtico mensaje de rechazo que nadie quiere asumir, pero todos sabemos a quien se debe.
¡No nos hagamos bolas! El voto es el resultado de la decisión de cada elector, que antes de votar ha tomado una decisión. No se improvisa ni se vota al tin marín. Cada votante llega a la urna con la convicción de que la autoridad ha cumplido o no con su encomienda, y dependiendo de ello, premia o castiga y el PRI fue castigado una vez más, porque en el ámbito territorial y de competencia de cada cargo sujeto a votación, le falló a la ciudadanía y así, la militancia paga por los malos gobiernos, ¡pagando justos por pecadores!

 




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