¿Qué te roba la paz?

Hoy en la Opinión de Juan Carlos Ramos León.
Hoy en la Opinión de Juan Carlos Ramos León.

Hace algún tiempo, sostenía una conversación con un sacerdote amigo cuando, después de escuchar pacientemente todo el desahogo de mis problemas y penurias, tuvo a bien hacerme una pregunta determinante: ¿qué te roba la paz? Desde entonces trato de hacerme esa pregunta cada día cuando me siento molesto o atribulado y, debo confesar, que ha … Leer más

Hace algún tiempo, sostenía una conversación con un sacerdote amigo cuando, después de escuchar pacientemente todo el desahogo de mis problemas y penurias, tuvo a bien hacerme una pregunta determinante: ¿qué te roba la paz?

Desde entonces trato de hacerme esa pregunta cada día cuando me siento molesto o atribulado y, debo confesar, que ha sido un ejercicio que me ha arrojado muy buenos resultados.

Con frecuencia nos desgastamos tanto tratando de lograr esto o aquello y vivimos en una loca carrera por procurarnos mejores condiciones de vida, descuidando lo esencial: nuestra paz, el estado necesario para disfrutar aquello por lo que tanto nos esmeramos. Y es importante señalar que la paz solo proviene de Dios.

Así es. Si falta la paz es porque nos falta Dios. A Dios se le encuentra a través del bien obrar, de la oración, la lectura de la Sagrada Escritura y la participación en las actividades de la iglesia según la devoción que se profese.

Es un hecho innegable que de Dios venimos y a Dios vamos. Él nos creó y, al ser un desprendimiento suyo, existe una natural atracción hacia Él. Por eso, cuando nos alejamos de Él se crea en nosotros un vacío que es el que origina esa inquietud y esa inestabilidad, características de la falta de paz.

Si estamos rodeados de preocupaciones, es porque nos falta la paz, nos falta Dios; si guardamos resentimiento a alguna persona por determinado asunto, nos falta la paz, nos falta Dios; si nos sentimos perdidos, deprimidos o angustiados, es porque nos falta la paz, nos falta Dios. Si las cosas no nos salen como esperamos y esto nos genera un conflicto con nosotros mismos, es porque nos falta la paz, nos falta Dios.

Y el remedio es bastante más sencillo de lo que parece, ya que más que buscar a Dios, sólo se trata de dejarnos encontrar por Él. Dios nos está buscando constantemente porque nos ama y nos ofrece el mejor regalo: la paz que tanto necesitamos. Dejarnos encontrar por Él es abrirle nuestro corazón, viviendo con sencillez y haciendo el bien.

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