Primeras Damas, anacronismo a superar

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Beatriz Gutiérrez Muller padece una de las campañas más viles imaginables por haber contestado a un twittero que se dirigía a su persona como si ella fuera servidora pública para atender niños con cáncer, ella responde con  un “No sé, no soy médico” que suena seco,  pero no ofensivo si ubicamos la respuesta en el … Leer más

Beatriz Gutiérrez Muller padece una de las campañas más viles imaginables por haber contestado a un twittero que se dirigía a su persona como si ella fuera servidora pública para atender niños con cáncer, ella responde con  un “No sé, no soy médico” que suena seco,  pero no ofensivo si ubicamos la respuesta en el contexto de inmisericorde acoso de que un día sí y otro también es objeto.

Si atendemos el episodio en sus significados advertimos que para algunos mexicanos la condición de esposa de gobernante le confiera facultades e impone obligaciones que la Constitución no le otorga y que si las ejerce en los hechos usurpa funciones y autoridad.

Las servilmente llamadas primeras damas debutan con fuerza en la historia mexicana con Carlota de Maximiliano. Sus ansias de figurar hicieron escuela y su ambiciosa imprudencia también la llevó a contrarrestar impulsos de retirada a tiempo de su marido, el desenlace no pudo ser más trágico para la pareja.

Algunos gobernantes han tenido en su pareja un factor de fortaleza, es el caso del presidente López Mateos que tuvo en su señora esposa Evita Sámano una aliada sensible y comprometida con la infancia, las ha habido también quienes han sido aliadas eficaces de su marido con mesura y discreción, pero las caprichosas y mareadas se han encargado de desacreditar la figura de la primera dama, reminiscencia cortesana sembrada en la cultura nacional por Maximiliano y Carlota.

Las primeras damas han estado presentes más de un siglo en los tres niveles de gobierno, algunas conquistando aceptación social, otras apenas toleradas por una ciudadanía que espera su momento para hacer patente su verdadero sentir sin miedo a represalias.

El hartazgo de los mexicanos contra el nepotismo ha estado presente en estados y municipios durante muchos años provocando la repulsa social a todo signo de enriquecimiento o intromisión de familiares del gobernante en sus funciones.

Las martitas Sahagún son incompatibles con la democracia y el estado de derecho, son fuente de disfuncionalidades evidentes.

Impertinencia empoderada

Al asignarles el DIF como su coto de poder mediante una dirección de pura fachada, se incrusta una disfuncionalidad consistente en que ejercen dinero público, mandan empleados públicos y disponen de instalaciones y vehículos en su condición honoraria, la prensa no se atreve a cuestionar su desempeño, los órganos fiscalizadores de voltean para otro lado como para no incomodar y el poder legislativo prefiere fingir que no sabe nada. Cuando la primera dama es invasiva compulsiva y actúa como si los funcionarios subordinados al mando legal de su marido también le debieran obediencia, aguantar callados la impertinencia empoderada será el costo de la permanencia.

Con frecuencia, las primeras damas son primerizas en la política, carecen del oficio de las mujeres con trayectoria propia y son más influenciables por el entorno. Los halagos hacen mella, de repente ya están opinando de lo que no saben y mandando a quienes no deben sin saber lo efímero de su circunstancia privilegiada.

La condición de perseguida  de la justicia en trámite de extradición que mantiene la esposa del ex gobernador veracruzano Javier Duarte fortalece el desvanecimiento paulatino de las primeras damas, el protagonismo exacerbado es cosa del pasado en varios estados, lo que no significa menoscabo a la creciente importancia de la mujer en el ejercicio del poder, ahora mismo, la segunda posición del gabinete la ocupa una mujer y la Ciudad de México es ocupada por otra que está en la mente de muchos como la posible  primera mujer presidenta de la República.

Punto final     

Es hora de asumir que la primera dama es una figura incompatible con la modernidad democrática, lo deseable es que estemos asistiendo a su último tramo de existencia y que a partir del 2021 Zacatecas pueda ser considerado territorio libre de semejante anacronismo y que la cultura ciudadana nos evite reclamar a una persona sin cargo público que atienda responsabilidades a la que por ley es ajena.

El Poder de facto de la esposa del gobernador Tello bloquea con éxito el procesamiento legislativo   del matrimonio igualitario evidenciando sometimiento del Poder Legislativo ante la primera dama.

La dificultad para transparentar las cuentas de la feria que da el patrocinio y la detención del presidente municipal de Pánuco a pesar del fuero (que debiera suprimirse) pone en evidencia la atrofia de la representación popular ante el evidente abuso de poder.

Nunca más alguien debe tener poder de hecho sin derecho derivado de vínculo familiar, ni primeras damas, ni hermanos incómodos existen para bien de instituciones y estado de derecho.

Los españoles son más libres de criticar abiertamente a sus “majestades” que los zacatecanos a sus primeras damas.

Hora de cerrar el ciclo.

Nos encontramos el jueves en El Recreo.




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