
Carlos Martin Vasquez Diaz
Breve homenaje a un ser admirado.
Esta colaboración va cargada de nostalgia, pero un amplio agradecimiento.
Hace casi un año, dejó el plano terrenal una persona que admiré en demasía por su inteligencia, pensamiento crítico y generosidad.; me refiero al buen Pablo Torres Corpus.
A Pablo tuve el gusto de conocerlo durante el 2017 mientras corrían los preparativos para el Festival Cultural Zacatecas 2017, ya que por azar, tuve la posibilidad de colaborar para la organización del Ciclo de Guitarra Clásica que se realiza hasta nuestros días en el mismo. El trato fue breve, pero muy resolutivo para lo que convenía en mi intervención para dicho evento.
Desde entonces, ubiqué a Pablo como una persona altamente inteligente y hasta cierto punto, con mucha formalidad y cuadratura ante el desarrollo de sus funciones, en ese momento como funcionario de la entidad estatal de cultura.
En repetidas ocasiones, tuve la oportunidad de convivir más y el trato siempre fue muy cordial. Posteriormente, empecé a laborar en el mismo centro de trabajo y la experiencia fue más cercana, sin embargo, fue una experiencia compleja, ya que en ese momento me parecía altamente estricto; esto quizá, debido a mi inexperiencia en el servicio público. Podría decir, que hasta incluso, era rudo mas nunca grosero. Debo aceptar que muchas veces me dije: ¡canijo, Pablo! ja ja ja. Pero entiendo, que el fin siempre fue hacer las cosas bien, ya que no puedo negar que siempre me dio luz ante las cosas que yo veía como una problemática.
Después, Pablo continuó su camino en otra institución y bien colocado, y ¡cómo no! si sus capacidades eran muy amplias. Para ese tiempo, yo recuerdo que iniciaba un nuevo proceso y tenía muchas dudas. Un día, sin más recurrí a él con algunas preguntas; amablemente, me orientó y respondió a todo quedando siempre pendiente de cómo había resuelto después de sus asesorías.
Pronto, cada vez las conversaciones eran más frecuentes, y ya no solo sobre dudas; también, hablábamos un poco de pintura, de música, de nuevas plataformas, de noticias, e incluso recetas de cocina (quienes le conocieron, saben su gran afición a ello). Por mi parte, mi admiración aumentó, al grado, que tal vez sin decírselo, lo consideré un mentor. Estuvo siempre que hubo situaciones para ayudarme a reflexionar.
En gran parte, que yo pueda llegar a usted lector a través de este medio, es por su culpa. De verdad me sorprendía la capacidad de análisis que tenía para la opinión de diversos temas con cierto grado de dominio en su columna de opinión de este mismo diario …y Punto Final. Así que cuando hubo la oportunidad, le pedí que abogara por mí. Recuerdo que me dijo: ¡Está bien, pues… mándame un texto! Recuerdo que le dije: ¡Va! en la noche te mando dos. Mi sorpresa fue, que al intentar escribir, me bloqueé y solamente, en ese momento a duras penas pude concluir uno de los dos prometidos. Al parecer, sí le llamó la atención y henos aquí.
No me considero definitivamente alguien de gran cercanía durante la vida de Pablo, sin embargo, siento que si fue una persona que conmigo tuvo una amplia generosidad para la enseñanza, la guía y otorgarme luz; en momentos cruciales, estuvo presente. Ante ello, siempre estaré agradecido. Me da gusto (y nostalgia) ver que fue apreciado por mucha gente, sin duda el reflejo claro de su calidad como ser.