Necesidad de partidos federalistas

Los tránsitos políticos de las entidades federativas y el país, en el proceso de alternancia política “democrática”, han sido sostenidos por la continua reforma del sistema de partidos políticos que es fruto de dos reformas político-electorales, la de 1977 y, particularmente, la de 1993. Desde mi punto de vista, esta última, es la de mayor calado y la más trascendental para la vida política del país. Las posteriores reformas consolidaron el financiamiento público, el acceso a medios de comunicación con tiempos al aire con base en su peso electoral.

Los resultados fueron muy buenos, los partidos políticos se convirtieron en un vehículo factible para llegar al poder desde el ámbito municipal, estatal, las legislaturas locales, el ejecutivo federal y las cámaras federales. En ese contexto los partidos se convirtieron en el centro de la vida política del país.

En los momentos de alternancia en todos los niveles, los partidos fueron el principal apoyo político del gobernador en turno; los gobernadores fueron los jefes políticos de sus entidades, la vida política local determinó su rotación y emergencias de la clase política, este dio un nuevo peso y dinamismo en las representaciones políticas nacionales que transformaron los mecanismos de negociación política tradicionales en las cámaras federales. Lo dicho se tradujo en mayores participaciones federales para todas las entidades federativas, claro todo ello con las inercias propias y vicios del sistema político.

Al final, la idea fue ejercer en los hechos un federalismo, aunque imperfecto y lleno de vicios, esta lucha por mayores recursos y beneficios no solo económicos, sino también políticos, consolidó a muchos actores políticos que hoy son parte de la clase política nacional, a partir de que enfrentaron y demandaron el cumplimiento del pacto federal al Poder Ejecutivo Federal con sus regiones. Entonces hicieron política.

Esta dinámica ha estado determinada más por la voluntad política de los actores que por la convicción ideológica o partidista, han sido verdaderos momentos de pragmatismo y oportunidad política. Es política. Lo anterior, es merced a una cobertura política de los partidos, flexible y predisposición para pactar. Consideremos, no ha sido tan mala la predisposición, al final le han dando conducción y orientación al sistema político flexibilizando y, en algunos momentos, modernizando el régimen.

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