Mujeres

Cada 8 de marzo se conmemora a la Mujer, anteriormente, era denominado Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sin embargo, considero un poco injusto el término ya que las mujeres que se quedan en las labores del hogar, son mujeres que indiscutiblemente trabajan sin sueldo o retribución alguna.

Lo que en realidad se solicitaba y se solicita aún al celebrar este día, es el reconocimiento y participación de la mujer en la sociedad y el pleno desarrollo íntegro como persona, en pie de igualdad con el hombre.

Aún queda en la agenda pública los llamados “pending work”, que serían la igualdad de vivir sin violencia ni discriminación y esto sólo se logra con marcos jurídicos exhaustivos en beneficios de las mujeres y niñas, que estas mismas mujeres y niñas tengan acceso a los servicios básicos de salud, de educación, asesoría psicosocial para que pueda generarse en ellas un cambio de actitud, de creencias y de comportamiento que se refleje en su seguridad, pues muchas de ellas son re victimizadas de forma constante.

Campañas de prevención de violencia, de educación sexual, educación a los hijos son sólo algunas sugerencias para conmemorar a la mujer, pues para nosotras, el tener cubierto los temas de subsistencia (salud, alimentación), protección (sistemas de seguridad y prevención, vivienda) y afecto (familia, amistades, trabajo, privacidad) conlleva a generar mujeres completas y productivas que a su vez se refleje en la sociedad en sentido positivo.

Hay que generar entre nosotras las mujeres el efecto de ondas transversales, significa que al arrojar una piedra al agua y cuando ésta cae, el agua vibra hacia arriba y hacia abajo, va generando ondas que se transforman y se desplazan de forma horizontal.

Permítanme finalizar recordando a aquellas mujeres que contribuyeron y contribuyen en mi camino profesional, que con su ejemplo y trayectoria han marcado de forma significativa mi vida y la de muchas mujeres zacatecanas desde sus diferentes trincheras de docencia y de trabajo, agradezco desde lo más profundo de mi corazón a Juana Valadez Castrejón, Raquel Velasco Macías, Norma Julieta del Río Venegas, Fabiola Torres Rodríguez, Irene Ramos, Aída Alicia Lugo Dávila y Luz María Hernández, mujeres que han tenido en su poder una silla y un micrófono y en vez de apagar cualquier otra voz, ellas me han acercado otra silla y otro micrófono para que mi voz sea escuchada, eso significa de la forma más integra y pura: SORORIDAD.

Mi agradecimiento y admiración a aquellas mujeres que encienden tu luz impulsándote a brillar juntas, respetando su propio género y agradeciendo su linaje y sus raíces, mujeres que comprenden que es tiempo de darnos la mano, de compartirnos, de apoyarnos, en todas ellas yo me veo y me siento en casa y a esas mujeres yo me sumo y te doy mi mano.

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