Un tesoro

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Perdemos tanto tiempo en la vida buscando la aprobación de quienes no nos merecen y dejamos ir el verdadero aprecio y aporte de valor real a nuestras vidas de aquellos cuya presencia sí resulta de provecho.

No sé por qué he traído en la mente ese pasaje del Evangelio que habla del hombre que trabajaba en un campo y, al encontrar una gema de mucho valor fue a su casa, tomó todo lo que tenía, lo vendió y compró aquel campo para poseerla. Pero ciertas circunstancias de mi vida me han hecho pensar que vivo parado sobre un tesoro incalculable y pocas veces me llego a percatar de ello. ¿Usted qué haría si de pronto se enterara de que, debajo del suelo que pisa se encuentra un riquísimo yacimiento de petróleo o una mina de diamantes? ¿No haría todos los arreglos para que esa tierra fuera suya e invertiría todo lo que tiene para extraer aquellas riquezas?

Mire, a veces sólo basta una conversación de unos minutos con un amigo o ser querido con el que se tiene tiempo de no compartir, o separarse de sus seres queridos por el motivo que sea durante una temporada, ver padecer al familiar de unos conocidos, escuchar la desesperación del desempleado o del que va a perder su casa por haberse atrasado en los pagos de la hipoteca para darse uno cuenta de que ahí mismo, donde uno se encuentra, subyace un gran tesoro. Lo que pasa es que pocas veces nos da por cavar un poco para descubrirlo.

Quiero ir más allá del simple valorar la salud o el trabajo cuando otros no lo tienen. Me interesa llegar al punto de que perdemos tanto tiempo en la vida buscando la aprobación de quienes no nos merecen y dejamos ir el verdadero aprecio y aporte de valor real a nuestras vidas de aquellos cuya presencia sí resulta de provecho. Y ¡qué digo de provecho! ¡Estaban tan cerca que no podíamos ver su brillo! A los seres humanos nos gusta la mala vida y nos aferramos a personas, cosas o situaciones muchas veces movidos por nuestro miedo a estar peor sacrificando con ello la posibilidad de estar mejor.

Ya ve usted que dicen que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”. Yo creo que bien valdría la pena evitar que esto suceda para luego no andar dándonos de topes contra la pared por haber dejado ir tan preciosísimas riquezas. Pasar más tiempo en familia, abordar un tema de fondo con un familiar con el que se habla poco, invitar un café al amigo del que por una u otra razón nos hemos distanciado. Todas estas son formas de “explorar” aquella mina sobre la que podríamos estar sentados sin darnos cuenta. Y, claro, con todo esto dar también a otros la oportunidad de ver al interior de nuestras propias riquezas y quizás llegar a ser un tanto más valorados por aquellos para quienes quizás no representábamos mucho en el pasado y podríamos en realidad ser un aporte importante para sus vidas.

[email protected]




Más noticias

juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon

Contenido Patrocinado