Submarino

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

El caso “Titán” es una tragedia, cinco personas perdieron la vida ahí.

Pues este asunto del submarino “Titán” ha dado comidilla para muchos yo diría desdichados -por no decir amargados o envidiosos- que parece que pusieron de su bolsa para ayudar a quienes lamentablemente perdieron la vida ahí de forma trágica a comprar su boleto. La desgracia ajena NUNCA debe de ser motivo de crítica. No se vale ni si quiera un “ay, mejor le hubieran hecho de otra manera”.

De veras que yo estoy sorprendido de la cantidad de memes que se han vertido al respecto: los más repugnantes burlándose, y otros como en tono de “¿ya ven? Se los dije”. ¿Qué demonios nos ocurre a los seres humanos? Todos tomamos decisiones a diario y si alguien nos critica por alguna de ellas lo mandamos a volar, así de simple.

¿Qué es entonces lo que perturba a algunos? ¿Que los que perecieron hayan tenido cada uno $ 250,000 dólares para gastarlos en algo que a muchos podría parecerles frívolo? A eso en mi pueblo lo llamamos “envidia”. Amigo, si se encuentra usted en ese grupo acépteme esta recomendación: saque sus narices de los asuntos de otros y métalas en los suyos. Si tiene un peso, gásteselo en lo que quiera, si tiene dos, también, pero nada, absolutamente nada en esta vida le confiere el derecho a juzgar en lo que nos gastamos NUESTRO dinero los demás.

Luego, se trata de una tragedia, ¡por Dios!, cinco personas perdieron la vida ahí, cinco seres humanos de los que alguien ansiaba su regreso, cinco historias de vida, cinco a los que más de uno los amaba y con gusto habría cambiado su lugar por ellos para que no murieran. No puede llegarse a este grado de insensibilidad, ¡es indignante!

Luego están los que se ofendieron por el impresionante despliegue internacional que se activó para rescatarlos cuando se supondría que hay muchos otros grupos de personas extraviadas -migrantes en la mayoría de los casos- por los que nadie hace nada. Pero, créame, sin menospreciarlos, esas son otras historias. De todos los días, sí; lamentables, sí; nuestra indiferencia al respecto es indignante, sí. Pero me parece un recurso muy bajo el aprovecharse de eso para decir “a estos no los buscan porque son pobres, a los otros los buscaron por ser ricos”. Claro que no. Se tuvo conocimiento de la expedición, se perdió el contacto, se activó la alarma, se solicitó apoyo y lo demás es historia. Pregunta, ¿sucederá igual en los otros muchos casos que se dan? De la inmensa mayoría de ellos -si no es que de todos- no llega si quiera a tenerse conocimiento. Crudo, pero lamentablemente así es.

No sé, yo creo que a este mundo le sobran jueces implacables y le faltan verdaderos seres humanos. Ojalá que, si usted es de los que se mete en las vidas de otras personas, sea sólo para aportarles algo, para hacerles el bien.

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