Los rostros de la tragedia

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Somos completamente vulnerables, la naturaleza siempre será quien tenga la última palabra.

Dicen que a los verdaderos amigos se les conoce en la necesidad. No hay cosa más cierta. Y es que es cuando uno no tiene nada más que darles a los otros que se da cuenta de quienes estaban ahí no por lo que había o por lo que se tenía sino por lo que se ES.

La tragedia sucedida en Acapulco la semana pasada dejó al descubierto muchas cosas. La primera, y quizás la más importante, el hecho de que somos completamente vulnerables, y que por muy fuertes que aparentemos ser, por muy imponentes que sean las construcciones que hagamos, por muchos avances tecnológicos con que las dotemos, la naturaleza siempre será quien tenga la última palabra.

Acapulco quedó devastado. Las primeras imágenes han dejado ver que la fuerza de la naturaleza no tiene comparación y que la desolación se ha apoderado de lo que a lo largo de generaciones ha sido uno de los destinos turísticos más emblemáticos de México. No puedo imaginarme lo que pasa por las mentes y los corazones de los habitantes de las zonas destruidas o de quienes arriesgaron sus patrimonios para tener ahí inversiones de consideración. A uno de ellos a quien conozco le pregunté ¿y cómo están? Me respondió: “estamos vivos”. No tuve qué preguntarle más. “Nuestros negocios, destruidos”, agregó. Se me hizo un nudo en la garganta.

La tragedia también ha dejado ver el rostro solidario que siempre nos ha caracterizado a los mexicanos: se han activado ya distintas iniciativas para recolectar artículos de primera necesidad para hacer llegar a los damnificados. Están, también, por supuesto, los indiferentes, cuyas vidas siguen transcurriendo como si nada. Por otro lado, los que están politizando el tema, claro, México sin política no sería México. Y, por último, los que lamentablemente toman ventaja de la desgracia para hacer rapiña y entrar a propiedad ajena a sustraer lo poco útil que quedó. A robar en la indefensión de los otros, para acabar pronto.

Nuestro país es un país multifacético, queda claro. Una misma tragedia, distintos escenarios. Tal vez ahí radica nuestra grandeza como nación, en esa pluralidad. No se ha determinado el alcance de los daños, aún, pero estoy seguro de que los guerrerenses se enfrentan a un reto sin precedentes: reconstruir toda la infraestructura dañada, lo cual puede llevarles años. Todos quisiéramos decirles que no están solos, que los mexicanos unidos hallaremos la forma, como lo hemos hecho antes, en múltiples ocasiones.

Así que, si está en sus manos ayudar de alguna manera, no dude en hacerlo. Hay muchas formas de hacer llegar su apoyo solidario a los afectados, ya sea en especie a través de los centros de acopio que se han establecido en comercios e instituciones de ayuda humanitaria como la Cruz Roja o de forma económica a través de los bancos que están ofreciendo una cuenta de ayuda.

[email protected]




Más noticias

juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon

Contenido Patrocinado