Ganar-ganar

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Es una ecuación bien sencilla de entender aunque bastante difícil de aplicar por que nadie estamos dispuestos a perder algo, por todo lo que podríamos ganar.

Muchas veces hemos escuchado este término pero, de verdad, ¿cuántas veces nos habremos dado cuenta de la trascendencia de su significado? Le invito a que reflexionemos juntos al respecto.

Vamos por esta vida poniendo un pie delante del otro, tratando de crecer, de desarrollarnos, de ser más prósperos, felices y exitosos. Perseguimos el bienestar, la riqueza y la paz. Pero muchas veces se nos dificulta la tarea porque, quizás sin darnos cuenta, tratamos de sacar tajada en todo sin meterle a nada. Es decir, no aplicamos el ganar-ganar. Es una ecuación bien sencilla de entender aunque bastante difícil de aplicar por la simple razón de que nadie estamos dispuestos a perder algo, a ceder un poco, ni siquiera por todo lo que podríamos ganar con eso.

Es ridículo llegar a sentarse a una mesa de negociaciones con las manos vacías. Luego por eso las cosas no funcionan como deberían. Para que la maquinaria se eche a andar todos deben de poner algo. Y así las cosas llegarán a marchar casi como por inercia. Aquél está interesado en algo que yo tengo y yo podría estar interesado en lo que él tiene porque quizás me sirva para negociar algo con otro que tiene algo que me interesa todavía más. Tomé y di y todos quedamos contentos. Eso es el mundo ideal. Y no sería tan difícil de lograrse si, insisto, reflexionáramos más al respecto y dejáramos quizás de lado muchas posturas a veces ventajosas para entender que si los demás no ganan yo difícilmente lo haré.

No tendría que haber perdedores ya que no se trata de una competencia. Habrá quien gane más y quien menos; habrá quien gane antes lo que otro quería pero que quizás no estuvo dispuesto a pagar el precio o se durmió en sus laureles, pero la vida está llena de oportunidades que tarde o temprano se lo compensarán y, ojalá que ahora sí, se encuentre dispuesto a ceder lo que era necesario para quedarse con aquello que antes no pudo.

Pero sí es necesario caer en la cuenta de que, para poder avanzar en una negociación, uno se encuentra frente a frente con otra persona con igual derecho a prosperar que el mío y el de otros, y que lo mejor que puede ocurrir entre él y yo es un buen acuerdo que satisfaga, por lo menos parcialmente, a los dos. Hasta se ha oído decir por ahí que “más vale un mal arreglo que un buen pleito”.

Permítame insistir: en un acuerdo, todos ganan. Cuando se deja paso al orgullo, la soberbia o la vanidad, se esfuma toda posibilidad de que alguien gane y también de que yo lo haga. Créame, estamos más cerca de obtener lo que queremos de lo que pensamos. Todo queda en estar dispuestos a dejar que otros ganen algo y así ganar nosotros.

[email protected]




Más noticias

juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon

Contenido Patrocinado