Fiducia supplicans

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

El papel de la Iglesia Católica en el mundo no es sencillo. Tiene la obligación de defender una verdad cuya custodia le fue depositada por Dios mismo en la persona de Jesucristo.

En pasadas semanas comencé a enterarme por las redes sociales y en comentarios que van de boca en boca que “el Papa había aprobado la bendición de las relaciones homosexuales”. Como católico practicante que soy me sorprendió la noticia y me llenó de escepticismo e incredulidad. Poco a poco me fui informando hasta descubrir que no existen diez palabras juntas más equivocadas que éstas que acabo de entrecomillar. Y le voy a explicar por qué.

El papel de la Iglesia Católica en el mundo no es sencillo. Tiene la obligación de defender una verdad cuya custodia le fue depositada por Dios mismo en la persona de Jesucristo y, al mismo tiempo, acoger en su seno a toda clase de pecadores -entre los que me incluyo, por supuesto- pues a ellos es a quienes Jesús quiso acercarse de especial manera. Esa es la que se conoce como su misión “pastoral”.

Y con respecto al tema de las relaciones entre personas del mismo sexo ha publicado documentos que expresan de forma clara su auténtica postura y que no han perdido vigencia, como una carta escrita a los obispos sobre la atención pastoral a personas homosexuales por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe. El texto es muy claro aunque podría sentirse muy duro para quienes se encuentran en esta condición o simpatizan con ellos. Y es precisamente por ello que, después de ir reflexionando al respecto y atendiendo todo tipo de dudas y argumentos de todos los sectores de la Iglesia, se ha ido estudiando la mejor forma de acogerles en el seno de la misma sin que necesariamente eso signifique que se acepta su condición ni mucho menos se legitimen sus uniones, es decir, sin cambiar la postura de fondo que es el que la relación que la naturaleza manda es la de un hombre con una mujer.

Han sido los grupos de choque quienes, inclusive desde el interior mismo de la Iglesia, dado que han venido haciendo presión para que esta condición se legitime y reconozca  por su parte, se pusieron a cantar victoria ante una declaración emitida el 18 de diciembre pasado y que recibe el nombre que di a la presenta nota “Fiducia Supplicans”, que solamente tiene como objetivo establecer los criterios sobre los que los ministros de la Iglesia podrían bendecir a los homosexuales y a las parejas en situación irregular (divorciados vueltos a casar) invocando para ellos el auxilio de la gracia divina sin que esto se pareciera en lo más mínimo a un rito matrimonial.

No se necesita ser teólogo para entender estas cartas y declaraciones, sólo un poquito de interés y paciencia. Si tiene dudas al respecto y auténtico interés en salir de ellas, le recomiendo que busque estos documentos en el portal del Vaticano: www.vatican.va. O mándeme un correo y con gusto lo oriento.

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