El amor

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

El hecho de que el día dedicado al amor coincida este año con el inicio de la celebración cristiana de la cuaresma me ha puesto a reflexionar al respecto.

Poderoso motor es el amor: Crea irrompibles lazos, construye admirables historias, produce auténticos milagros.

El amor ha escrito la historia o lo ha hecho su antítesis, pero el caso es que detrás de cada época, se han entretejido incontables episodios en los que el amor -o, ya se dijo, su antítesis- son el protagonista, a la vez que el autor de la novela.

El hecho de que el día dedicado al amor coincida este año con el inicio de la celebración cristiana de la cuaresma me ha puesto a reflexionar al respecto. Y es que son muchos los que reniegan del así llamado “día de los enamorados” como son muchos los que reniegan de las prácticas con que los católicos vivimos este tiempo especial de preparación para lo que, para nosotros, se constituye como la más ejemplar y sublime historia de amor que se haya conocido jamás.

Desde esta orilla yo le puedo decir a usted que he amado. Al principio con el sentimiento, poco después con la pasión y, quizás tarde con la razón. Pero he sentido y vivido cómo el amor ha evolucionado en mi: hacia mi pareja, hacia mis hijos; hacia mis padres y hacia mis hermanos; hacia mis amigos y aún hacia quienes quizás llegué a considerar mis enemigos. Me he dado cuenta de que adquiere desde distintos tonos de rosa hasta a veces el negro más intenso, casi abismal. Sí, yo como usted también me he perdido en él a veces creyendo que estaba amando más a alguien que a mi y sorprendiéndome después de que estaba equivocado.

También puedo contarle que he sido amado ¡Cómo no! Y fíjese usted que exactamente por los mismos que le fui platicando en el párrafo anterior. Casi podría decir que me he sentido completamente correspondido. Y cuando digo que he sido amado es porque perfectamente consciente he caído en la cuenta de que todos ellos han decidido más de una vez, libremente y sin que yo se los pida u obligue, acercarse a mi con un gesto de su generosa condescendencia, y no porque yo así lo merezca, sino porque quién sabe de dónde o por qué les ha nacido hacerlo.

He amado cuando he dicho “te amo” y también cuando he dicho “déjame solo”; he sido amado igual cuando me han preparado el café por la mañana y cuando me han pedido “vete ya”. Porque el amor es una liga que se estira y se afloja más de una vez pero nunca se rompe. Y así entonces déjeme decirle a usted que quien ha comprendido así el amor ha comprendido a Dios y con ello develado el verdadero misterio de para qué vino a esta vida y cuál es el auténtico significado de su temporal existencia en ella.

[email protected]




Más noticias

juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon
juan carlos ramos leon

Contenido Patrocinado