Infodemia

Antonio Sánchez González.
Antonio Sánchez González.

Diversos documentos publicados en la prensa especializada mundial han abordado el fenómeno de la infodemia Covid-19. La infodemia es definida por la OMS como la “sobreabundancia de información –alguna exacta y otra no-, que ocurre durante una epidemia”. La prensa médica y diversas instituciones, entre ellas la misma OMS y la ONU han abordado el … Leer más

Diversos documentos publicados en la prensa especializada mundial han abordado el fenómeno de la infodemia Covid-19. La infodemia es definida por la OMS como la “sobreabundancia de información –alguna exacta y otra no-, que ocurre durante una epidemia”. La prensa médica y diversas instituciones, entre ellas la misma OMS y la ONU han abordado el problema de manera proactiva, con la atención puesta en la desinformación que abunda en relación con el nuevo coronavirus, indicando que es una plaga por sí misma y lanzando iniciativas “para proporcionar contenido basado en hechos”.

Estas iniciativas para lidiar con la infodemia son fundamentales, especialmente cuando se da la circunstancia de que las personas encargadas de difundir desinformación son figuras públicas, como los mismos responsables de gestionar la política sanitaria en relación con la pandemia o funcionarios electos, como los presidentes de Brasil, Estados Unidos y México. Durante estos meses, las tergiversaciones de estas figuras han consistido en la trivialización de los riesgos del Covid-19, equiparándolo con la influenza estacional, cuestionando la efectividad de medidas de mitigación y control de utilidad demostrada, promoviendo la prescripción de tratamientos no probados o peligrosos, contradiciendo a los expertos en salud pública y politizando el desarrollo y adquisición de vacunas cuya disponibilidad podría ser esencial para el control de la pandemia.

No hay duda de que combatir la infodemia a través de mecanismos que permitan a todo el público tener información verificada es relevante cuando se trata de enfrentarse a una crisis de salud sin precedentes en la historia reciente; pero quizás estos esfuerzos deben ser más innovadores y firmes cuando se trata de afrontar situaciones que se pueden describir como la distorsión premeditada de la verdad. Estos individuos actúan como si pudieran decir lo que quieran sobre el Covid-19, difundiendo teorías de conspiración e información inexacta que pone en riesgo la salud de la comunidad y la vida de las personas.

En Estados Unidos, ya algunas familias que tienen integrantes que fallecieron debido al Covid-19 han buscado hacer responsables de esas muertes a los que están en el poder, atribuyendo sus pérdidas en el contenido de los obituarios a los fracasos, incompetencia y la inacción de políticos. Y si vamos más lejos, existen figuras legales que podrían obligar a rendir cuentas a estas figuras por insinuar que la pandemia es un engaño, mientras los médicos se veían rebasados en los hospitales.

Es difícil entender las razones de los funcionarios que eligen hacer circular desinformación sobre una pandemia; es inadmisible que sea para asegurarse victorias personales a corto plazo cuando en sus países los ciudadanos que los eligieron están enfermando o moribundos. Tratar de imponer sus equivocadas, y a veces mortales, interpretaciones de la crisis. Ha sido imprudente y a veces criminal.

*Médico




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