Crecimiento admirable

Huberto Meléndez Martínez.
Huberto Meléndez Martínez.

Un profesor con su perseverancia y aprovechando las oportunidades de estudio, logra alcanzar sus metas.

Al Profr. Ignacio Guerrero Almanza (QEPD), con particular reconocimiento.

Recibir la oportunidad de trabajar como empleado federal, representó un cambio de vida de 180° y empezó a soñar despierto. Gradualmente fue imaginando un camino y empezó a abrir brecha desde el primer día.

Era parte del paisaje el verle desde lejos en medio de la parcela escolar, realizando alguna actividad agrícola, acondicionando lo necesario para recibir a grupos de estudiantes que realizarían determinadas acciones.

Como la mayoría de aquellos muchachos no sabía lo que debía hacer en los cultivos, él explicaba y mostraba a los jefes de equipo, con paciencia y mucho cuidado, para que ellos supieran capacitar a los demás y tuvieran un resultado de calidad.

Nivelar el terreno, trazar la acequia, sembrar, plantar, deshierbar, desahijar, escardar o cosechar las hortalizas, eran las actividades esenciales a ejecutar en turnos de 3 a 8 horas, según la necesidad del Plan de trabajo que elaboraba el Consejo de Producción Escolar.

Era hábil en el trabajo manual y tan soñador como muchos. La pobreza en el hogar paterno frenó por varios años sus aspiraciones y por ello tuvo que ocuparse como jornalero agricultor.

Para su buena fortuna en la localidad se abrió una Escuela Normal Básica y a los dos años consiguió trabajo en el área de intendencia, formando parte del grupo a cargo de la parcela. Entusiasmado se inscribió en la Escuela Secundaria Nocturna que implementó en sus tiempos libres, la planta docente de la Normal y un conjunto de estudiantes.

El gusto por el estudio lo condujo a cursar el bachillerato. Involucrado en el rol estudiantil pudo conseguir anuencia de los directivos y en cursos de verano la Nivelación Pedagógica en Tampico, Tamps.

Inició en el ejercicio docente luego de aprobar el tercer semestre de la Licenciatura en matemáticas durante los Cursos Intensivos. Luego estudió una maestría en la Escuela Normal Superior del Estado de Nuevo León.

En su matrimonio con la maestra Carmen de la Rosa procrearon cuatro hijos, los cuales son profesionistas, excepto el mayor, que se anticipó en su viaje al cielo.

Quizá ninguna madre o padre esté preparado ni dispuesto para las exequias de alguno de sus hijos. Una lógica irracional hace suponer que los padres deban tener ese viaje antes que el resto de la descendencia, por lo que implica el dolor emocional y la confusión existencial en una pérdida de esa naturaleza.

Superó todos los obstáculos en el trabajo, tanto en lo físico como en lo intelectual, pero como la vida tiene flancos diversos, algunos más complejos que los asuntos laborales, por ejemplo, el familiar.

La ausencia de su hijo le hizo entrar en una etapa de depresión que acentuó su padecimiento de cáncer dejando este mundo hace poco más de un lustro.

Ejerció con creces el valor de la gratitud, pues se recuerda su entusiasmo organizando homenajes póstumos a la gran maestra que le otorgó la oportunidad de su primer trabajo formal.

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