Hibris y punto final

Pablo Torres Corpus.
Pablo Torres Corpus.

“En el poder y en la enfermedad” es un libro del neurólogo y político británico David Owen, en el cual enlaza sesudamente la medicina con la política, de cómo los males físicos y mentales del gobernante influyen o determinan la vida de sus gobernados. El autor fue durante 26 años miembro de la Cámara de … Leer más

“En el poder y en la enfermedad” es un libro del neurólogo y político británico David Owen, en el cual enlaza sesudamente la medicina con la política, de cómo los males físicos y mentales del gobernante influyen o determinan la vida de sus gobernados.

El autor fue durante 26 años miembro de la Cámara de los Comunes, Ministro de Marina, de asuntos exteriores, de sanidad; a nivel internacional fue designado por la ONU para presidir las negociaciones en Bosnia y recientemente rector de la Universidad de Liverpool.

A lo largo del libro se da cuenta de las enfermedades de los más influyentes jefes de Estado en los últimos 100 años, cómo influían estas en su actuar y como las enfrentaron.

Sin embargo, el eje y momento estelar del libro es el Síndrome de Hibris, este concepto surgió mucho tiempo atrás y lo debemos a los dramaturgos griegos que lo describían y contaban como actos de soberbia y desmesura del gobernante que afectaban primero a los gobernados y luego a los gobernantes como especie de castigo.

Owen describe al Hibris como: “actos de desmesura e insensatez producidos por el poder y una continua megalomanía y ego… una perversa persistencia en una política demostrablemente inviable o contraproducente”.

Y señala que la Hibris consiste en el autoengaño, en evaluar una situación en términos de ideas fijas ignorando o rechazando todo signo contrario, incapacidad para cambiar de idea o rectificar.

Dicho de manera más sencilla, la Hibris es perder la humildad y el piso; es aferrarse a una idea pese que a todo esté en contra.

El libro reseña que lo que más comúnmente lleva a la derrota o miseria a los gobernantes no son los problemas externos, problemas que siempre existen, sino su visión cerrada, complejo de superioridad e incapacidad de aceptar tendencias, propuestas realidades opuestas a su pensamiento.

Aunque Owen solo habla de gobernantes, el síndrome aplica a todo aquel que ostente poder y se niegue a aceptar error alguno, crítica o tendencia desfavorable.

El “hibrismo” también aplicaría para militantes y simpatizantes de partidos o grupos sociales que aunque no ostentan ni ostentarán el poder formal son y/o se sienten parte de ese poder y desde su trinchera se niegan a aceptar tendencias, propuestas realidades opuestas a su pensamiento o preferencia.

Punto Final

¿Conoce alguien con “hibrismo”?

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