
Carlos Martin Vasquez Diaz
Todos tenemos un archivo personal, un recordatorio de las experiencias vivenciales.
Durante el fin de semana, derivado de algunas actividades laborales, tuve que atender las de un taller, para que se realizaran de manera correcta. Ante esto, pensé que requería diversificar un poco el conocimiento que poseo y sumar a mí mismo, por tanto, determiné tomar el curso.
Como el título de esta semana, el curso se llamaba Dramaturgia del Archivo; uno pudiera pensar que se trataba de una actividad que se refería al manejo de expedientes históricos. Sin embargo, la dinámica fue interesante y distinta a algo que hubiese experimentado.
En un primer momento, la Mtra. Sonia Gregorio, nos invitó a poner al frente nuestro, aquellos objetos que se encontraban en nuestras mochilas o bolsos, ordenarlos como nosotros prefiriéramos, y al final, explicarlo. Cada uno expusimos, lo cual fue algo interesante, y generó un sentido de apertura muy personal.
La intención de nuestra ponente, era que encontráramos en nuestros objetos, una relación específica. Analizando bien lo anterior y aunque no parece, cada uno de ellos, forma parte de nuestro archivo personal, quiero decir, archivo como un recordatorio de las experiencias vivenciales, que de manera consciente o inconsciente, solemos brindarle un significado a ello y con esto, darle un valor. Quiero decir, que para nosotros una plaza o Plazuela en el centro histórico de nuestra ciudad, podría significar aquel lugar donde pasamos un buen rato con nuestros amigos, disfrutaremos de su ambiente o bien, donde dimos nuestro primer beso. Sin embargo, para otros, pudiera ser solo un espacio público.
Ante lo anterior, la invitación de esta ocasión, es que vayamos a reconocer todo aquello que forma parte de nuestro archivo, y que revaloricemos cada cosa, también, que funcione para impulsar nuestra curiosidad y saciar las dudas. Te invito a hacer este ejercicio con cada Museo en Zacatecas. ¿Qué era antes de ser museo? ¿Qué resguardaba? ¿Que resguarda ahora?
Creo que habrá un sin número de historias que podemos conocer para ver con ojos más sensibles a la bizarra capital de mi Estado.