
Opinión Jaime Casas Madero
Es necesario seleccionar candidatos con una formación más sólida, con la capacidad de respuesta a los grandes problemas que presentan las sociedades modernas.
La sucesión que se avecina el próximo año, como lo habíamos comentado, además de ser la más grande organizada por el Instituto Nacional Electoral en la historia política de México, será sin duda, la más polémica, no solo por las características propias de una elección, si no por tratarse de la nueva hegemonía de un nuevo partido político que por obvias razones su estrategia será retener el poder y enfrente una oposición queriendo regresar al poder para recuperar sus privilegios que perdió en el 2018.
Pero quizá no solo esas serán las razones de una elección muy espacial y polémica, pues se trata también de algunos elementos ajenos a la política que serán determinantes en desarrollo del proceso electoral que está en marcha y también de los distintitos partidos políticos que participan en ella, cuyo perfil de sus candidatos deberán ser cuidadosamente vigilados.
Por un lado, está la participación cada vez más intensa del crimen organizado en los procesos electorales, por medio de la participación en el financiamiento de las campañas políticas de candidatos o puestos de elección popular de aquellos municipios, distritos o regidurías que para las cúpulas partidistas no revisten la importancia o quizá el interés como en otras regiones. Situación que aprovechan los distintos carteles u organizaciones criminales para influir por medio de las amenazas e intimidación de candidatos y/o con el financiamiento de campañas políticas de candidatos a modo para tener una participación más abierta en la toma de decisiones de esa región o territorio del País.
Lo que obliga a los institutos políticos a ser más cuidadosos en su proceso de selección interna de candidatos, previendo y estableciendo filtros que le permitan detectar a aquellos liderazgos que tienen su sustento en actividades ilícitas y que son utilizados por estos grupos para ampliar su radio de acción e interferencia en la vida pública de nuestro País, pues la virtud desarrollada por estos grupos criminales no tiene precedente, suelen infiltrarse en todas las clases sociales, en todos los ámbitos económicos y empresariales y como hemos visto recientemente en la vida política de nuestro País en las grandes esferas del poder político, como fue el caso del Secretario de Seguridad Publica García Luna y que puso en duda la participación directa del Presidente Calderón con el crimen organizado.
Pero no solo eso, es necesario seleccionar candidatos con una formación más sólida, con cierto rango de estudios mínimos de licenciatura, que puedan brindar en el ejercicio de la función pública y/o la función parlamentaria la capacidad de respuesta a los grandes problemas que presentan las sociedades modernas, enfrentar con eficacia los retos de una labor legislativa acorde a los tiempos que vive el País y evitar lo que hasta ahora hemos visto, funcionarios públicos con una vocación muy limitada para los cargos a los que son electos y parlamentarios que resultan ser solo instrumentos de los partidos políticos que los postularon, sin que tengan una idea de las necesidades de su distrito o comunidad que representan.
De ahí pues, el llamado a todos los Lideres de los partidos políticos sin importar el color, ideología o tendencia a romper los paradigmas que nos han impedido crecer como País, para que engrandezcan el quehacer político de nuestra Nación, conformando el Congreso de la Unión con Mexicanos capaces y solventes moral y profesionalmente, al igual que los Congresos de cada uno de los 9 Estados y fortalezcan la Institución Municipal con ciudadanos comprometidos con una nueva forma de hacer política en este País.