
Opinión Jaime Casas Madero
Este país requiere de una clase política madura, en donde el debate sea de altura.
Vaya vaya, otra vez la educación y la política. La semana que inicia será de nueva cuenta un escenario mediático del conflicto entre la autoridad educativa y el bloque opositor teniendo como eje principal los libros de texto gratuitos. Que de paso hay que decirlo, pues muy pocos, serio, en verdad muy pocos los han leído o revisado, incluyéndome.
Pero el análisis y propósito de esta columna, no está relacionado al contenido de los mismos, ni a su conformación metodológica y didáctica, o de su fundamentación histórica, o a sus ilustraciones y contenidos. Si no más bien, a la polémica en la que los 2 grupos antagónicos en la política han llevado a este terreno los libros de texto.
Casualmente todos nos hemos visto involucrados en conversaciones de amigos y familiares sobre este tema, pues es la polémica que tenemos en los medios de comunicación y redes sociales de manera constante y eso obliga a una reflexión objetiva.
Las dos principales fuerzas políticas en el país, es decir, Morena en el poder y el bloque opositor, se encuentran en un proceso interno de elección de candidatos para representar a su fuerza política en las elecciones del próximo año, donde se renovara la Presidencia de la República, El Congreso de la Unión en sus 2 cámaras, la de senadores y diputados e infinidad de Congresos Locales y una que otra gubernatura de estado, siendo este el platillo fuerte del proceso electoral que ya estamos viviendo.
La pasión política ya está desbordada, pues no solamente estamos viendo la participación de los principales actores y líderes de los partidos políticos, sino el involucramiento del mismo Presidente de la República sobre este tema, defendiendo legítimamente sus facultades constitucionales y las de su gobierno en la integración, emisión, distribución de los libros de texto gratuitos y por otro lado, vemos al bloque opositor por medio de ministros, jueces, gobernadores y medios de comunicación afines, tratando de contrarrestar una política pública con bajo nivel en el discurso.
Sin embargo, la oposición sin una agenda definida sobre su proyecto político y carente de un discurso sólido, recurre de manera desesperada y poco inteligente a deslegitimar los libros de texto, y esto, ni tan siquiera sin haberlos leído (esto dicho por ellos mismos), argumentando sin fundamento alguno, que en los mismos se advierten lecciones y/o enseñanzas de comunismo para nuestros queridos niños. Oiga usted, si en serio, eso dicen, y además, que en los libros de texto se enseña el comunismo y que fueron elaborados por un hombre responsable de los mismos llamado Marx….. Imagínense?, y que hubo venezolanos en su elaboración y contenido. Entre muchas otras diabluras….
En verdad, lamentable. Es necesario y urgente elevar el nivel de debate político y dejar de recurrir a aquellas prácticas que en los años 80´s tuvieron mucho impacto, como lo fue el fantasma del comunismo, pues este país requiere de una clase política madura, en donde el debate sea de altura con una perspectiva de solución, análisis y contribución para resolver con urgencia los grandes problemas que enfrentamos en nuestro país.