Debo decirlo… La lucha de estrategias en la política

Si descubren tu estrategia… ¡cámbiala!

Los ánimos de la contienda electoral que se llevará a cabo el próximo año, siguen acaparando el entusiasmo de la ciudadanía y de la clase política de nuestro país y más aún, a partir de que el bloque opositor comenzó por nombrar algunos de sus aspirantes sin que hasta el momento haya sido designado de manera definitiva.

Pues bien, ese personaje tan visible y que ha causado tanto revuelo en las últimas semanas, ha crecido quizá porque el Presidente Andrés Manuel López Obrador, de manera errónea, desde mi punto de vista, le dio mucho tiempo en su espacio de la mañanera con el propósito de descalificar su credibilidad como aspirante y denostar su posible candidatura del bloque opositor, lo que se convirtió en una muy mala estrategia mediática que ahora tiene preocupado al mismo Presidente y al Partido Morena, y veamos porque:

La estrategia original era potenciar la imagen y figura de Claudia Sheinbaum con el argumento de que es el tiempo de las mujeres en México, acompañado de la frase, es Claudia. Todo iba bien con esa estrategia, pues al interior de Morena desde hace 2 años se inició con este proyecto político y se reconoció como únicos contrincantes a Claudia a Marcelo Ebrard y Adán Augusto López a quienes se les identifico y se les colgó el mote de las Corcholatas, esto durante casi más de 20 meses, ignorando por un periodo bastante largo y sinuoso a Ricardo Monreal quien en una lucha constante en los medios de comunicación se hizo hacer notar ante el Presidente y al interior de Morena como un aspirante legítimo y con capacidad real para aspirar a ser Presidente de México. Y no fue hasta hace apenas 4 meses, que se le reconoció esta condición de Corcholata, siendo admitido por su Partido como aspirante en cuya terna solo hay una Mujer.

Pues bien, el frente opositor dando lectura e interpretando de manera audaz esta estrategia, responde con otra estrategia, por demás deliberada e ilógica, pero pertinente, nombrando a Xóchitl Gálvez como su carta fuerte a competir en el proceso del 2024. Y no solo eso, retomando el discurso, concepción ideológica y conceptos políticos que han sido impulsados por la 4T pero retomados con una discurso distinto que le permita llegar a las clases sociales de las cuales Morena tiene su principal bastión y no solo eso, envalentona a una figura en la persona de Xóchitl Gálvez, entrona, mal hablada, simpática, brabucona, valiente, con un origen de pseudoindigena, pero eso sí, sin una formación política sólida, con una experiencia parlamentaria nula, sin un proyecto de nación, cuando menos, que pueda interpretar de manera seria y contundente. Con poco talento y capacidad intelectual visible pues, además con una actividad empresarial poco clara y transparente y con indicios de corrupción e influyentismo.

Sin embargo es un producto rentable que puede competir electoralmente y Debo decirlo, con posibilidades reales de descarrilar la figura de Claudia Sheinbaum, de ahí la necesidad de un cambio de estrategia urgente y necesaria que permita enfrentar esta estrategia audaz del frente opositor.

En la política, como en la guerra y en algunos otros ámbitos de la vida cotidiana de los seres humanos es necesario estar cambiando constantemente de estrategia, pues como escribiría Michel Foucault, cuando alguien descubre tú estrategia, estas debilitado… y es tiempo de cambiarla.

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