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Opinión

Debo decirlo… El Whatsapp de la ministra

Debo decirlo… El Whatsapp de la ministra

Opinión Jaime Casas Madero

Es común que todos utilicemos la aplicación denominada Whatsapp como una aplicación de chat para teléfonos móviles inteligentes para el envió de mensajes y con ello, establecer comunicación diaria en diferentes ámbitos.

Jaime Casas Madero
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23 de mayo 2023

Algo que causó revuelo en las notas periodísticas al cierre de la semana anterior, fueron los mensajes que la Ministra Norma Piña, Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación intercambio con el Senador Alejandro Armenta, Presidente de la mesa directiva de la Cámara de Senadores y fue este, quien publicó la conversación vía Whatsapp que ambos sostuvieron.

Es común que todos utilicemos la aplicación denominada Whatsapp como una aplicación de chat para teléfonos móviles inteligentes para el envió de mensajes y con ello, establecer comunicación diaria en los ámbitos, político, laboral, social, familiar y de cualquier otra índole, pues en nuestro país es la más común, no obstante que existen otras aplicaciones de mayor eficacia y seguridad para los usuarios.

Su uso masivo ha generado muchos beneficios y a la vez problemas a los usuarios, sean estos artistas, políticos, funcionarios de gobierno de medio o alto nivel y que han sido víctimas del descrédito público por utilizar lenguaje explícito o no modulado en sus comunicaciones por ese medio.

Dicho sistema de comunicación  ha sido motivo de  análisis  en las resoluciones emitidas por la  Suprema Corte ya que han suscitado controversias judiciales de interés público y privado, de ahí la importancia de su regulación como medio de prueba para ser considerada por un juzgador.

Pues bien, la Ministra Presidente de la Corte no quedó exenta de esta práctica común, pues como asidua usuaria del Whatsapp cayó, sin duda en la tentación de no medir las consecuencias que implica el envío de estos mensajes al calor del coraje y la pasión, que según ella posteriormente reconoció públicamente y más tratándose de amenazar a un interlocutor como lo es el Senador Armenta, quien en un principio se manifestó en actuar en contra de la Ministra por haberlo amenazado, sin embargo, imperó la cordura y se desactivó dicho Zipi Zape.

Lo que si queda como consecuencia en la percepción popular, es que ambos personajes en algún momento intercambiaron sus teléfonos privados y quizá mantuvieron una comunicación amigable e institucional, lo que de manera posterior se deterioró en razón de que la Ministra, a pesar su alta investidura, responsabilidad de Estado y experiencia  inobjetable en la impartición de justicia, puso en duda la sobriedad, talento, serenidad y sobre todo prudencia con que debe actuar un personaje de esa estatura Nacional, al no controlar la pasión e incendiar más la confrontación que existe entre estos poderes del Estado.

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