De democracias

José Luis Guardado Tiscareño.
José Luis Guardado Tiscareño.

En memoria a Luis Enrique Mercado, a quien le estaré eternamente agradecido por la confianza y la oportunidad…               La segunda década del Siglo XXI empieza en un escenario de total incertidumbre a nivel mundial, la pandemia por Coronavirus ha llegado a niveles de propagación y de muertes que en nunca se pensó. Hoy … Leer más

En memoria a Luis Enrique Mercado, a quien le estaré eternamente agradecido por la confianza y la oportunidad…

 

            La segunda década del Siglo XXI empieza en un escenario de total incertidumbre a nivel mundial, la pandemia por Coronavirus ha llegado a niveles de propagación y de muertes que en nunca se pensó. Hoy el mundo esta al borde de los 2 millones de muertes a consecuencia de este virus, una cifra que resulta complicado asimilar, pero que representa a más de la población total de todo el estado de Zacatecas.

Durante los últimos días hemos sido testigo de una serie de acontecimiento en la esfera política que llaman mucho la atención, pues deja expuesta una reconfiguración de los sistemas democráticos, si bien estos cambios pueden responde a las nuevas dinámicas que se han acelerado por la pandemia en el mundo, también son resultado de una realidad social que se mantiene en constante transformación y una nueva generación de ciudadanos que exigen nuevas y diferentes formas de ejercer la democracia.

Lo ocurrido en Estados Unidos en días pasados, motivado en buena medida no solo por el discurso si no por el adoctrinamiento ideológico que existe en torno al todavía Presidente Donald Trump, llevó a exponer al que se autodenominaba la mejor democracia dentro de los países desarrollados, sin embargo, tal y como lo afirma S. Levitsky en su libro Cómo Mueren las Democracias, el riesgo que representan personajes tan nefastos como D. Trump, se hagan del poder y lo utilicen para fomentar no solo un discurso de odio, si no una intencionalidad clara de mermar las instituciones democráticas es sumamente peligroso, incluso en la que se presume la democracia más fuerte del mundo.

Otro episodio que lleva al análisis de nuestras democracias, es lo que tiene que ver con la libertad de expresión, pues resultado del asalto al capitolio de Estados Unidos por simpatizantes de Trump, motivó que las principales redes sociales como Twitter y Facebook cancelaran las cuentas del mandatario ante el riesgo de ser usados como el medio de difusión y propagación de un discurso de odio, segregación y violencia que incitará a sus partidarios a atentar directamente contra la democracia, las instituciones y la estabilidad de un país.

En este sentido muchas opiniones se hicieron notar, desde aquellas que califican esta acción como una censura y autoritarismo en contra de Trump, hasta los que creemos que la libertad de expresión no puede confundirse con la incitación a la violencia y el odio o incluso a desacatar principios legales, como hoy lo asegura en una situación totalmente diferente pero que buscan equiparar, el Presidente López Obrador quien se siente agredido por el INE al intentar regular los mensajes gubernamentales con tal de que no sean usados con fines electorales.

Ante estos escenarios, la democracia, entendida no solo como el poder de elegir por la vía libre a nuestras autoridades, si no como el respeto y la consolidación de instituciones, normas, conductas y oportunidades de participación efectiva y permanente de la sociedad, se encuentra ante grandes riesgos; pues persisten ideas y acciones como la hegemonía partidista, las decisiones unilaterales y centrales, el control mediático, la rigidez del poder y la ridiculización o minimización de la oposición, que en nada contribuyen a la democracia, sobre todo en un país como el nuestro que mucho le ha costado ir consolidándose democráticamente y que pudiera sufrir los mismos o peores descalabros por culpa de un individuo, tal y como ocurrió en Estados Unidos.




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