Cuando vean ustedes

Sigifredo Noriega Barceló.
Sigifredo Noriega Barceló.

“Congregaré a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales” Marcos 13,24-32 Una lectura superficial del texto evangélico que escuchamos este domingo pudiera ocasionar inquietud, confusión y, quizás, malestar. La intención de Jesús al proponer el ejemplo de la higuera es abrir el horizonte de la fe, la esperanza y la caridad a realidades que todavía … Leer más

“Congregaré a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales”
Marcos 13,24-32

Una lectura superficial del texto evangélico que escuchamos este domingo pudiera ocasionar inquietud, confusión y, quizás, malestar. La intención de Jesús al proponer el ejemplo de la higuera es abrir el horizonte de la fe, la esperanza y la caridad a realidades que todavía no alcanzan a ver nuestros ojos. Es bello el ejemplo como señal y anticipación; pudiéramos imaginar a la higuera campeando sus lecciones en el huerto de Dios y… en el nuestro de cada día, aunque no sea verano. Depende de nosotros darnos por aludidos.

El texto apocalíptico proclamado va más allá de alusiones personales, familiares o de estaciones de la vida. Se trata del destino final del mundo presente, del paradero final de todas las higueras, con todo y raíces, troncos, ramas, hojas, frutos. Jesús nos invita a responder a la angustiosas preguntas que se hace todo ser humano: ¿en qué va a terminar todo esto? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿para qué amar si el ser amado termina yéndose de nuestra mirada? ¿las nuevas tecnologías pueden salvarnos del posible ‘mal fin’?

La Palabra de este día es difícil de comprender; la dificultad aumenta cuando tratamos de digerirla y aceptarla. Si la forma catastrófica como se anuncia y dibuja el final de todas las generaciones no cabe en nuestros lenguajes, con más razón cuando contemplamos estas hechos desde las nuevas ideologías y visiones fragmentadas del ser humano y del mundo. En muchos de nuestros ambientes respiramos aires que contaminan el alma humana y su sed de eternidad que se cumplirá en el más allá. Hay tantas ideas distorsionadas que deterioran y confunden la visión del fin de la vida y la trascendencia del aprender a vivir y a morir. El individualismo permisivista y el afán del vivir por vivir debilitan los lazos y enlaces con los demás y, desde luego, pueden oscurecer la posibilidad del encuentro definitivo con Dios.

El ejemplo de la higuera está lleno de actualidad. El Papa Francisco nos ha regalado esta reflexión en una de sus homilías: “Es necesario dirigir la mirada siempre más allá… al único Dios que está más allá ‘del fin de las cosas creadas’, como la Iglesia enseña en estos días que concluyen el Año Litúrgico, para no repetir el error fatal de mirar hacia atrás, como sucedió a la esposa de Lot, teniendo la certeza que si ‘la vida es bella, también el ocaso será muy bello’ “.

¿Qué va a ser de nosotros en el futuro? Hoy la Palabra nos anuncia que el mundo no ha sido dejado de la mano de Dios, ni lo será; que debemos tener fe y confianza, a pesar de no comprender por qué el mal y las maldades no ceden; que debemos tener esperanza, a pesar de no saber cómo ni cuándo vendrá el Hijo del hombre “con gran poder y majestad”; que vale la pena seguir amando aunque la cruz no esté en los anaqueles de la posmodernidad… No hay duda que el Evangelio es Buena Nueva para todos, en todas las estaciones de la vida.

Con mi afecto y bendición.




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