
Opinión Nubia Barrios
En el mes de marzo, dos conmemoraciones nos invitan a este ejercicio de introspección: el día mundial de la abstinencia digital y el día mundial contra la censura en internet.
¿Hace cuánto tiempo vio la última notificación en su teléfono celular? Seguramente no tiene más de unos minutos, pues en estos días, estas alertas marcan nuestro ritmo de vida en el trabajo, salud, entretenimiento e incluso interpersonal, pues las interacciones de dispositivo a dispositivo se han vuelto el centro de nuestras relaciones. Ante esto, se requiere un esfuerzo voluntario para hacer una pausa y reflexionar sobre nuestra dependencia de la tecnología.
En el mes de marzo, dos conmemoraciones nos invitan a este ejercicio de introspección: el día mundial de la abstinencia digital y el día mundial contra la censura en internet. Ambas, aunque con enfoques distintos, nos llevan a un mismo punto: la importancia de equilibrar nuestra vida digital con la realidad y la necesidad de garantizar un internet libre y seguro.
El primero, celebrado cada primer viernes del tercer mes del año, nos plantea un desafío que para algunos puede parecer impensable: desconectarnos de nuestros dispositivos electrónicos por un tiempo determinado. Como lo hemos compartido anteriormente en este espacio, diversos estudios han demostrado que el uso excesivo de pantallas puede generar ansiedad, afectar el sueño y disminuir nuestra capacidad de concentración. Además, en el plano social, es común ver cómo la comunicación cara a cara se ve relegada ante la mensajería instantánea o las redes sociales.
Practicar la abstinencia digital, aunque sea por unas horas, es un hábito que nos permite recuperar nuestra capacidad de atención plena, fortalecer lazos interpersonales y reencontrarnos con actividades que solemos postergar, como la lectura, el ejercicio o simplemente disfrutar de una conversación sin interrupciones.
Por otro lado, el día mundial contra la censura en internet nos recuerda que el acceso a la información y la libertad de expresión son derechos fundamentales. La censura digital limita la capacidad de las personas para informarse, opinar y ejercer sus derechos a plenitud.
Por lo anterior, es imprescindible que cada individuo encuentre un equilibrio entre su vida digital y la vida real, así que no dejemos de fomentar espacios de conexión auténtica fuera de la tecnología. Tomemos la oportunidad de redescubrir el valor de una conversación sin pantallas de por medio, el contacto con la naturaleza o pasatiempos alejados de lo digital.
El día de la abstinencia digital y el día contra la censura en internet nos invitan a reflexionar sobre cómo nos relacionamos con la tecnología y el impacto que esta tiene en nuestra vida cotidiana. El mundo digital nos brinda grandes beneficios si lo vivimos a conciencia y con responsabilidad, recordando que nuestra conexión más importante es con nosotros mismos y con aquellos que nos rodean. Al final del día, lo verdaderamente valioso no es la cantidad de mensajes o “me gusta” que recibimos, sino la calidad de las conversaciones y los momentos que sostuvimos más allá de la pantalla.