Censura y punto final

Pablo Torres Corpus.
Pablo Torres Corpus.

La semana pasada la publicación de fotos que mostraban el cuerpo de Ingrid desollado e imágenes de la autopsia de Luis Donaldo Colosio, tocaron las fibras más sensibles de la indignación colectiva y marcaron la agenda pública, en está ocasión pese a la tentación autoritaria, para bien. Algunos medios de la capital publicaron en portada … Leer más

La semana pasada la publicación de fotos que mostraban el cuerpo de Ingrid desollado e imágenes de la autopsia de Luis Donaldo Colosio, tocaron las fibras más sensibles de la indignación colectiva y marcaron la agenda pública, en está ocasión pese a la tentación autoritaria, para bien.

Algunos medios de la capital publicaron en portada la grotesca imagen del cuerpo de una mujer masacrada por su pareja, que no conforme con el homicidio la descuartizo con la idea de borrar las evidencias, algún policía o miembros de los cuerpos de rescate tomó la fotografía y la entregó a estos medios que sin reparar en las consecuencias la publicaron con títulos alarmistas.
Pocos días antes en el cumpleaños 61 de Luis Donaldo Colosio, varios medios publicaron imágenes de autopsia, justo el día que su familia buscaba recordar de la mejor manera al político sonorense.

En ambos casos, la indignación escaló y cientos de personas comenzaron una campaña para censurar este tipo de publicaciones a nivel nacional e imponer severas sanciones que van desde multas millonarias, hasta la clausura de los medios que publiquen este tipo de imágenes.

Se puede estar en pleno desacuerdo con el manejo de fotografías “sensibles” o con el manejo que se les da a las tragedias, sin embargo, buscar la censura por decreto y bajo la voluntad de un hombre o comité, lejos de resolver el problema generaría otro muy delicado que vulnera la libertad de expresión y la democracia.

En lo particular, no me agrada la publicación de ese tipo de imágenes, pero no creo en la censura por decreto, es más valioso y más madura propiciar la autocensura, tal y como lo hicieron las miles de personas que de manera creativa vincularon el nombre de Ingrid y en menor medida el de Colosio con imágenes agradables, bellas, completamente distintas a las que el morbo propiciaba su búsqueda.

No fue necesaria una ley, los propios medios reconocieron el error y decidieron eliminar ese tipo de imágenes de su material periodístico.

Se logró el cometido de dejar de exhibir al as victimas sin caer en que bajo la bandera de la buena causa, se impusiera la censura por decreto.

Felicidades a los que armaron y colaboraron en esta inteligente campaña.

Punto Final

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