Alguien
“Prepárese bien, m’hijo, para que sea alguien en la vida”. Eso solían decirnos nuestros padres en otra era, era en la que se prestaba mayor atención a valores que hoy permanecen escondidos. Pero esa acepción del término “alguien” adquiría un valor incalculable para nosotros, pues representaba un claro sinónimo de “éxito”. Llegar a ser “alguien” … Leer más
“Prepárese bien, m’hijo, para que sea alguien en la vida”. Eso solían decirnos nuestros padres en otra era, era en la que se prestaba mayor atención a valores que hoy permanecen escondidos. Pero esa acepción del término “alguien” adquiría un valor incalculable para nosotros, pues representaba un claro sinónimo de “éxito”.
Llegar a ser “alguien” significaba no ser “del montón”. Podría sonar un tanto elitista pero se convertía en un factor aspiracional que nos impulsaba a esmerarnos en nuestros deberes en la escuela y en la casa y a participar en esta y aquella competencia deportiva o cultural, con tal de ir siendo mejor que otros, con tal de llegar a ser “alguien”.
Pues bien, creo que nunca antes “alguien” ha sido un referente tan codiciado. En las redes sociales todo mundo escribe: “alguien recomiéndeme un buen restaurante” o “alguien que sepa dónde puedo conseguir tal o cual cosa”… Luego hay otro tanto de quienes se dan golpes de pecho por determinadas injusticias y exclaman “alguien debería hacer algo” o “alguien que le haga justicia”… Y, yo creo, entonces, que nunca como ahora le hemos cargado tantas responsabilidades al tal “alguien”, que a la mejor es por eso que ya nadie quiere serlo.
Detrás de esta actitud simplista de “alguien esto, alguien lo otro” se esconde una actitud cómoda y conformista de que sea otro quien me resuelva mi problema, que sea otro quien lo haga por mí o que sea otro quien asuma una responsabilidad que quizás a mí me corresponde, en todo o en parte. Pero yo no. A donde pretendo llegar es a caer en la cuenta de lo flojos y conformistas que nos hemos convertido.
Debemos de reflexionar un poco y considerar que tal vez yo puedo ser ese “alguien”. El simple hecho de que me dé cuenta de que algo no anda bien, es un claro llamado a ser “alguien”. Cambiemos nuestra mentalidad de la de “alguien haga algo” a la de “no hay nadie más, me toca a mí, yo soy ese alguien”. Y, un poco, así como era antes, prepararnos para ser “alguien” en la vida.