Líderes

La evolución de Covid-19 y la devastación que está dejando en el mundo es desoladora, las cifras son de dimensiones apocalípticas; las estadísticas o conteo de infectados va hasta el 30 de marzo con los siguientes números: Estados Unidos con 161 mil 807, España 87 mil 956, Italia 101 mil 739, Alemania 66 mil 885, … Leer más

La evolución de Covid-19 y la devastación que está dejando en el mundo es desoladora, las cifras son de dimensiones apocalípticas; las estadísticas o conteo de infectados va hasta el 30 de marzo con los siguientes números: Estados Unidos con 161 mil 807, España 87 mil 956, Italia 101 mil 739, Alemania 66 mil 885, Francia 40 mil 615, Corea del Sur 9 mil 661, Brasil 4 mil 579, Argentina 820 y México con mil 125.

Cabe mencionar que esas cifras son de 20 a 30 días después del primer positivo, a excepción de nuestro país. En suma, el mundo tiene 756 mil 376 infectados de Covid-19 con un saldo de 36 mil 81 muertos. Es la peor pandemia, cuya velocidad de contagio ha sido la causante del colapso de los sistemas de salud de varios países de primer mundo.

Sin duda, esta pandemia marcará el inicio de un nuevo mundo en la segunda década del siglo 21, lo observamos con los quiebres económicos que se pronostican; la vulnerabilidad económica, social e institucional de las potencias prefigura el ocaso de un mundo geopolítico que se proyectó en la década de los 80. Nada, absolutamente nada será igual después de esta pandemia y su posterior crisis económica, la cual está mostrando la vulnerabilidad de un mundo que se creía invencible. Sin embargo, este proceso debe sacar lo mejor del ciudadano; su humanidad, su solidaridad y su empatía.

Nuevas formas de liderazgos emergerán ante la adversidad, esa es la oportunidad histórica para la construcción del nuevo liderazgo, aquél que es capaz de cohesionar a la sociedad, unirla, conducirla en momentos de incertidumbre, aquel liderazgo que está junto a quien lo necesita. El que en estos momentos emerge es desde la sociedad.

En esta ocasión, como en los grandes desastres naturales que nuestro país ha vivido, la solución y el control de daños ha venido de la sociedad, esa que no se organiza desde los escritorios gubernamentales preocupados por la popularidad electoral, sino que encuentra en la adversidad su cohesión y solidaridad.

Lo que viene, nadie puede pronosticarlo en su dimensión y alcance, pero lo único que sí podemos hacer es enfrentarlo con civilidad, empatía y solidaridad con nuestros semejantes. Nota: el Covid-19 es serio, nuestra civilidad debe atender las medidas que emite el Consejo de Salubridad General.

La ética política de nuestros gobernantes ante la epidemia debe atender a su profesionalismo, personalidad y responsabilidad histórica.

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