La contra organización política

Eran tan poderosos los cromistas que el Gral. Calles, no los veía como enemigos sino como aliados en un proyecto personal.

En los inicios de la campaña de 1928, de la que se suponía debiera ser la etapa de consolidación posrevolucionaria, los laboristas había definido su posición formal para garantizar la reelección del caudillo emanado de la revolución. Estos habían acatado las ordenes de la central obrera más poderosa de esos primeros años en los que se configura un nuevo rumbo del país, la CROM.

Sin embargo había otra opción, otra dinámica y otra estrategia, que se asentaba en el poder político, económico y social que se había acumulado desde 1923.  ¿Porque no enfrentar al Caudillo y debilitarlo? Eran tan poderosos los cromistas que el Presidente, el Gral. Calles, no los veía como enemigos sino como aliados en un proyecto personal.

El grupo Acción, que encabezaba Luis Napoleón Morones, era la elite que dirigía a la CROM y al Partido Laborista, ahí participaban dos zacatecanos: Fernando Rodarte y Ezequiel Salcedo, ambos se habían formado y desarrollado políticamente en los movimientos obreros de la Ciudad de México. Estuvieron en los momentos clave de la organización obrera y sus pugnas en el proceso de reorganización del trabajo y de acumulación de capital; esto les permitió adentrarse dentro de las organizaciones obreras en el huracán que representó la Revolución Mexicana, sobre todo en su segunda fase encabezada por los constitucionalistas y sus aliados sonorenses.

Desde esa etapa y con posterioridad se fueron sembrando alianzas y animadversiones entre los generales Obregón y Calles, con respecto al movimiento obrero y sus líderes. En tanto, el Gral. Calles los acercaba como aliados, Obregón los repelía, nunca les tuvo confianza. La asonada de 1923, permitió el arribo al primer plano de los cromistas al poder, cuando se sumaron con sus batallones de obreros y campesinos para sostener con las armas al gobierno del Gral. Obregón.

En ese contexto tormentoso, 1928 representaba para ellos su consolidación en el poder. En Zacatecas gobernaba Fernando Rodarte y simbolizaba los intereses del cromismo nacional y de su elite; a él le toco implementar en Zacatecas la segunda opción durante la campaña del Gral. Álvaro Obregón. Nunca fue un obregonista, su vínculo con el grupo sonorense siempre fue el Gral. Calles.

Al inicio de 1928, los obregonistas sabían quién era su principal opositor en Zacatecas. Con esos antecedentes, los laboristas se apresuraron a encabezar los puestos políticos de organización partidaria en Zacatecas, el objetivo era controlar la campaña a la gubernatura y ralentizar el proceso electoral presidencial. Para ello debieron imponerse y desplazar a otros grupos que disputaban encabezar los trabajos electorales, el grupo que más aglutinaba a los desafectos y excluidos del laborismo era las facciones que encabezaba Guillermo C. Aguilera, en Fresnillo.

 

Sin embargo, a pesar de que los cromistas tenía el poder político en la entidad, en la campaña de 1928 se contaba con dos comités reconocidos por el candidato presidencial, pues desconfiaba de los laboristas. El primero el Comité Pro-Obregón, el laborista-cromista, lo encabezaba Jacinto Rivapalacio, y tenía como órgano de difusión el periódico Orientación; por su parte, el comité que se denominaba  “Verdaderos Obregonistas”, integrado por el Partido Independiente Zacatecano encabezado por Guillermo C. Aguilera, contaba con el periódico Acción para difundir su propaganda. Ellos debían organizar la campaña presidencial y controlar el proceso electoral para la reelección; sin embargo, los primeros meses fueron de lucha violenta entre ambos comités, que tuvieron como primera prueba la organización de la vista presidencial a tierras zacatecanas.

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