Mauricio Magdaleno Cardona y “El resplandor”

Este insigne escritor nació en Tabasco, Zacatecas. Luego, se trasladó con su familia a Aguascalientes y más tarde a la Ciudad de México. Luego de su dramática experiencia en la campaña vasconlencista se fue a España, donde empezaría a escribir algunas de sus obras inmortales. Fue precisamente en Madrid donde publicó su primer libro: Teatro … Leer más

Este insigne escritor nació en Tabasco, Zacatecas. Luego, se trasladó con su familia a Aguascalientes y más tarde a la Ciudad de México. Luego de su dramática experiencia en la campaña vasconlencista se fue a España, donde empezaría a escribir algunas de sus obras inmortales.

Fue precisamente en Madrid donde publicó su primer libro: Teatro revolucionario mexicano (1933): Emiliano Zapata, sobre el asesinato del líder agrarista morelense; Pánuco 137, en relación de los abusos de los capitalistas norteamericanos durante el auge petrolero; y Trópico, drama ubicado en las áreas chicleras de Chiapas, también explotadas por los “primos” del norte.

Allá también escribió, en 1932, con tan solo 26 años de edad, su primera historia original que sería llevada más tarde al cine mexicano: El compadre Mendoza. Un real y crudo retrato de la Revolución Mexicana que publicó cuando regresó a México.

En 1934, cuando había cumplido 28 años de vida publicó su primera novela, Campo Celis, relato prerrevolucionario, de ambición y egoísmo desenfrenado y la trama se desarrolla en su natal Tabasco.

A los 30 años de edad, Mauricio ya había desarrollado todo un estilo de la escritura y ya había dejado fluir la tinta en demasiadas páginas donde quedaron plasmadas sus primeras producciones literarias.

Una de las más notables novelas es la que lleva por título El resplandor, que fue terminada en 1946 y publicada al año siguiente, y que según la crítica es la más lograda.

Con la publicación de su gran novela El resplandor, Mauricio entra de lleno al mundo literario de México. Se le considera parte de ese distinguido grupo de escritores mexicanos que han hecho la gran novela de la Revolución Mexicana, suceso original y excepcional de la literatura universal.

En una entrevista que en vida le hiciera Rafael Rodríguez Castañeda y que fue publicada en Proceso, en 1981, cinco años antes de la muerte de Mauricio Magdaleno, nuestro personaje expresó que su novela: “El resplandor nace de las frustraciones de la Revolución, de la sobrevivencia del caciquismo, la explotación y la represión contra la gente más pobre de México, los indígenas. En realidad es una novela de la posrrevolución”.

Tras los violentos sucesos que se estaban generando en la capital, el secretario de Educación Pública, Narciso Bassols lo convenció de que fuera al estado de Hidalgo para que dirigiera la Escuela de Indios y ese entorno le sirviera como fuente de inspiración para escribir.

Él mismo le sugirió que se fuera al pueblo de Mexe, cercano a Ixmiquilpan, en el Valle del Mezquital. Ahí tomó contacto con los grupos indígenas, convivió con ellos y observó que el caciquismo prerrevolucionario se mantenía intacto.

De esa experiencia nació El resplandor. Y en torno a ello, Magdaleno expresó en la entrevista arriba mencionada: “En el Mezquital conocí a mi pueblo y a sus verdugos. Es el mismo pueblo de ahora y los mismos verdugos de hoy”.

En el prólogo de esta edición de El resplandor que tengo en mis manos, Raúl Cardiel Reyes, confirma que Mauricio pasó varios meses en el pueblo de Mexe, “En chozas humildes, rumiando sobre el pasado y presente de México, observando a los grupos indígenas, contemplando sus áridos eriales, los secos cauces de sus arroyos inmemoriales. Imaginó la historia de su país en ese lugar.

Vio desfilar los tribunos otomíes, antes de la conquista. Luego, el encomendero, cruel y eficaz. 

Los silenciosos siglos de la Colonia. La independencia y sus luchas intestinas interminables. La obra constructiva del porfiriato y sus enormes desigualdades sociales. El vendabal de la Revolución. 

Los políticos revolucionarios, con la misma ambición que los antiguos encomenderos. La Revolución burlada por la corrupción y la demagogia. Toda esa profunda visión de México que había madurado a través de su participación en el movimiento vasconcelista.

De todo ello resultaba la condena social y moral de la obra posrevolucionaria. De ahí nació la estructura y el desarrollo de su gran novela”. 

El resplandor es una historia larga y es la historia de una muy larga marcha de explotaciones que sufre el pueblo a lo largo de varios siglos que cruzan las etapas de la historia nacional: desde la prehispánica hasta la posrevolucionaria.

Hay dos partes fundamentales en la obra: en la primera, se hace una extensa biografía de una hacienda mexicana, La Brisa, y que inicia desde los tiempos prehispánicos y arriba hasta principios del siglo 20.

Es una historia colectiva y muy dramática de San Andrés de la Cal. En la segunda parte, aparece en escena un protagonista en torno al cual se desarrolla la trama: Saturnino Herrera, un niño indígena que es abandonado en San Andrés de la Cal por su padre, soldado revolucionario.

El niño es recogido por el Estado y es enviado a Pachuca para que fuera educado y convertido en un importante político. Su figura levanta la esperanza del pueblo miserable donde fue abandonado tiempo atrás pero… ¿qué creen? las cosas no suceden como las deseaban con esperanza y vehemencia. 

El pueblo oprimido y sufriente encumbra en el poder a Saturnino pero su actuación no fue la esperada, sino todo lo contrario. Creían que él era la esperanza del pueblo. Y no fue así.

Tomás Bernal Alanís, en un análisis que hace de esa novela, considera que Mauricio Magdaleno logró en esta obra la excelente radiografía de una geografía llena de dolor y miseria.

Además de hacer una extraordinaria descripción de paisaje y la psicología de los personajes, tanto de manera colectiva (en su primera parte) como individual (en la segunda parte).

Y puede considerarse también como un “retrato” o circunstancias muy similares a la realidad en la que vive nuestro país en los tiempos actuales. Cualquier semejanza con el presente es mera coincidencia…

*Cronista de Zacatecas

Imagen Zacatecas – Manuel González Ramírez




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