
Hoy se recuerda al hombre que dedicó su vida a defender con pasión los valores de Zacatecas, logrando que se convirtiera en Patrimonio de la de la Humanidad: Federico Sescosse Lejeune. Un día como hoy de 1915, el ilustre zacatecano vio la luz por vez primera en una casa ubicada en el Callejón del Santero … Leer más
Hoy se recuerda al hombre que dedicó su vida a defender con pasión los valores de Zacatecas, logrando que se convirtiera en Patrimonio de la de la Humanidad: Federico Sescosse Lejeune.
Un día como hoy de 1915, el ilustre zacatecano vio la luz por vez primera en una casa ubicada en el Callejón del Santero del corazón de la ciudad.
El hijo de Manuel Sescosse Pérez y Mariana Lejeune Flores se casó con Amalia Pesquera Gómez, con quien tuvo seis hijos: Laura, Gabriela, Elena, Guadalupe Beatriz, Amalia y Federico Manuel.
Recorrió gran parte del estado en busca de los valores que son peculiares de esta región.
Sus viajes al extranjero tuvieron siempre por meta enriquecer su perspectiva cultural y sus conocimientos para aplicarlos en beneficio de Zacatecas.
De personalidad polifacética, vinculada por una parte al campo y a la industria zacatecana, Federico Sescosse Lejeune fue un hombre dotado de un idealismo a toda prueba de una voluntad férrea matizada por un gran pragmatismo.
Sus familiares cuentan entre bromas que tan enamorado estaba de su terruño que su amor más grande fue la Ciudad de Cantera y Plata antes que la familia misma, e incluso llegaba a decir que su hermana mayor era la Catedral.
Creció en las dificultades propias de una época de guerra religiosa, conocida como La Cristiada.
Estudio la primaria en su lugar de origen y posteriormente se internó en el Colegio San Borja, en la Ciudad de México.
Ahí comenzó la carrera de Filosofía y Letras, pero no pudo finalizarla por complacer a su padre, quien lo necesitaba para administrar la fábrica de Piloncillos La Purísima, en Apozol, Zacatecas, donde trabajó por más de 44 años.
A lo largo de su vida logró acumular un gran acervo cultural general, inmensos conocimientos de Historia del Arte, Arquitectura, Historia de Zacatecas, México y del mundo.
Igualmente incursionó como diseñador industrial, por lo que obtuvo la patente de cinco máquinas de su propia inventiva.
Por el patrimonio cultural
Su labor en la preservación del patrimonio cultural de Zacatecas inició después de evitar que se demoliera la fachada del entonces Banco Mercantil de Zacatecas, edificio que además albergaba su casa habitación.
También logró que la Vecindad de Jobito no fuera destruida para construir en su lugar un edificio gubernamental como lo tenía planeado y que posteriormente bajo su intervención fuera convertido en el conocido Hotel Mesón de Jobito.
Fundó la Sociedad Amigos de Zacatecas en 1940 con Genaro Borrego Suárez del Real y Eugenio del Hoyo Carrera.
La finalidad fue iniciar la defensa del patrimonio de Zacatecas.
Este equipo redactó el proyecto de Ley de Protección y Conservación de Monumentos Históricos.
Asimismo, convenció al entonces gobernador del estado que adquiriera la Colección Mertens de Arte Huichol evitando que fuera trasladada al extranjero, por lo que hoy es uno de los grandes atractivos del Museo Zacatecano, que también fundó.
Federico Sescosse Lejeune restauró y custodió el Colegio Apostólico de Guadalupe, actualmente pinacoteca del convento.
Diseñó y construyó una gran cantidad de monumentos y edificios representativos de Zacatecas, como la fuente y plaza del Templo de Santo Domingo, la fachada del Congreso del Estado, así como la Fuente de los Faroles.
Persuadió a su padre de adquirir el predio de la carpintería que ocultaba la fachada lateral del Antiguo Templo de San Agustín; demolió la finca y la levantó respetando su arquitectura.
Cuidó las ruinas arqueológicas de La Quemada y Chalchihuites, además supervisó todas las excavaciones en su calidad de delegado honorario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Por su gran labor recibió un sinnúmero de reconocimientos, entre ellos la medalla de oro otorgada por el Instituto de Ciencias de Zacatecas en 1932, hoy Universidad Autónoma de Zacatecas; y la Venera de Oro, nombramiento académico honorario de la Academia Nacional de Arquitectura, en 1984.
Fue miembro de honor por la Federación Nacional de Arquitectos de México y ganó la Medalla al Mérito Institucional por el INAH en el mismo año, y la medalla Ramón López Velarde del honorable Congreso del Estado en 1990.
Dio a conocer su legado con varias publicaciones de libros como Temas zacatecanos, en 1985, y Las fuentes perdidas, en 1991, publicados por la Sociedad Amigos de Zacatecas.
Además, es autor del artículo dedicado a Zacatecas en Artes de México.
Después de toda una vida a esta noble labor, Federico Sescosse Lejeune falleció en 1999 en su natal Zacatecas; dejando un gran legado no sólo a sus paisanos, sino también a instituciones de México y el mundo.
Desde 2001, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en inglés) entrega el Premio Federico Sescosse a todos aquellas personas que siguen el ejemplo de amor por los monumentos históricos del país.
Logros por su tierra
Imagen Zacatecas – David Vega