Con lana de sus borregas, don Isidoro teje las mejores prendas en Guadalupe

Desde hace 40 años, Isidro se dedica a tejer con lana de sus borregas | Texto y fotos: Carlos Montoya
Desde hace 40 años, Isidro se dedica a tejer con lana de sus borregas | Texto y fotos: Carlos Montoya

Isidoro es originario de Villa García, Zacatecas, y  con orgullo muestra que tiene una herencia artesanal

 

GUADALUPE.- Don Isidoro Torres Herrera es un artesano que con solo sus manos y algunas pocas herramientas es capaz de hacer abrigos para el frío; aunque no es todo, pues ofrece sarapes, gabanes y cobijas de lana natural de sus propias borregas.

Si usted busca unas prendas que le protejan del frío y que sean de la mejor calidad, se debe dar la vuelta con don Isidoro, quien hace 40 años llegó al municipio de Guadalupe para crear sus obras.

Su lana es pura de oveja, y la prepara con la ayuda de sus hijos, todo para hacer sus tejidos al más puro estilo tradicional.

El buen Isidoro es originario de Villa García, Zacatecas, y  con mucho orgullo muestra que tiene en su sangre una herencia artesanal, y es que eso se lo dejó su padre, don Isidro Torres Carmona (que en paz descanse).

Don Isidoro es muy ágil tejiendo debido a que aprendió este noble oficio por su padre, quien lo hizo tener contacto con las técnicas en el hilado de lana, desde que era niño.

Don Isidoro Torres tiene este oficio en la sangre y se lo ensenó su padre | Foto: Carlos Montoya

 

Pequeño taller para grandes sueños

Si se va al taller de don Isidoro se dará cuenta de que sus prendas están hechas con máquinas totalmente rústicas, ya que están hechas de madera y las que se conocen como los telares de pedal.

Por si usted se quiere dar una vuelta al taller de don Isidoro y ver si puede comprarse un sarape o pedirle una prenda personalizada, no dude en darse una vuelta hasta allá.

Don Isidoro tiene su taller de hilado en la calle Felipe Ángeles, frente a la 11 Zona Militar, al que bautizó con el nombre de Artesanías Torres, el cual atiende de lunes a sábado de 7 de la mañana a 7 de la tarde.

A esas horas lo encontrará trabajando muy duro en este oficio que tanto ama y que tanto le ha dado.

Si va para allá, se dará cuenta de que don Isidoro trabaja en un cuarto muy humilde y pequeño, un espacio reducido que, sin embargo le sirve bien para poder fabricar las mejores prendas de lana.

Y desde Guadalupe sus productos van a parar hasta los lugares menos pensados, hasta traspasando fronteras; pues, ahí le hacen pedidos desde Estados Unidos, todo gracias a que él es capaz de hacer todo tipo de prendas.

Entre las cosas que hace son suéteres y chalecos, los que pueden ser al gusto de cada cliente.

Con su telar rústico es capaz de hacer zarapes, cobijas y demás prendas. | Fotos: Carlos Montoya

Hace prendas por encargo

Al entrar al taller de don Isidoro, seguro que verá cómo puede pedirle una prenda de cualquier color y es que tienen hilos de todos los colores, que resaltan por sí solos, haciendo de este lugar una experiencia colorida y única.

Por si ahí quiere pedirle algo al buen Isidoro, váyase con su buen tiempo, pues tiene una gran variedad de prendas y verlo hacer su trabajo es un deleite, así que se va a tardar un buen rato.

“Dependiendo del trabajo es el tiempo que se le invierte, nos podemos tardar de 4 a 5 días si se tratan de una pieza comercial, y si es algo personalizado son más días,” comentó don Isidoro.

A pesar de todo también dijo que, “nada es difícil cuando te dejas llevar por tu trabajo, a mí me gusta todo desde esquilar a las borregas para quitarles la lana hasta hilarla para hacer las piezas”.

A unas tres puertas de donde tiene su taller, don Isidoro tiene una bodega donde guarda muchos costales de lana para fabricar sus piezas en los telares de pedal que, igualmente, están hechos de madera.

Pero, don Isidoro no solo se dedica a vender sus prendar y a tejer, y es que también se mantiene de vender verduras, y es que es así ha sacado adelante a su familia.

Pero para este artesano, hilar con lana no solo es un trabajo que le da unos buenos pesos, pues para él, no sólo es un trabajo sino que es una forma de vida.

Tres puertas más adelante de su taller, don Isidoro tiene una bodega con hilos y costales de lana | Foto: Carlos Montoya