Para fomentar las actividades sanas y relajantes, Patricia Uribe impartió el taller de mandalas, ojos de dios y atrapa sueños en Lxs de Abajo. Esta joven, periodista de profesión, se interesó por esta disciplina al darse cuenta de los beneficios que tiene para la reducción del estrés y se apega a tradiciones antiguas que definen a … Leer más
Para fomentar las actividades sanas y relajantes, Patricia Uribe impartió el taller de mandalas, ojos de dios y atrapa sueños en Lxs de Abajo.
Esta joven, periodista de profesión, se interesó por esta disciplina al darse cuenta de los beneficios que tiene para la reducción del estrés y se apega a tradiciones antiguas que definen a la cultura huichol.
Además, los talleristas también hicieron mandalas, parecidos a los ojos de dios, pero que incluyen un mayor número de puntas, y atrapasueños hechos de diversas formas, utilizando desde vasos desechables hasta cortezas de árboles con cáñamo y chaquira, añadiendo plumas colgantes.
La instructora destacó que estas son técnicas útiles para combatir la presión, así como una distracción de los problemas y la tecnología.
Cuenta la leyenda los ojos de dios surgieron cuando Kauyuma’li, uno de los dioses que dio forma al mundo, pudo ver todo lo que estaba dentro de la tierra y todo lo que estaba por encima de la tierra cuando miró a través de un si’kuli o tzicuri.
En su sentido ceremonial, el ojo de dios es una ofrenda que se hace a los dioses para pedir por el buen crecimiento de los niños. Los padres son los encargados de elaborar la pieza que sus hijos llevarán a la fiesta del tambor.
Uribe inició el taller con la técnica con la técnica para elaborar este objeto, hecho con tejido y palos de madera en forma de rombos: dos varas son colocadas en forma de cruz y de ahí se va formando la silueta con el hilo o estambre utilizado, variando la tonalidad de los colores.
El si’kuli está dedicado a Tate Naaliwa mi si kuli, la Madre Agua del Este, que tiene especial preocupación por los niños y que es la creadora de las calabazas y de todas las flores, el número de rombos de cada uno representa la edad del niño o de la niña.
Imagen Zacatecas – Anahí Encina