

Tres B llega a Guadalupe. | Foto: Cortesía.
El Runrún de hoy, lunes 15 de diciembre del 2025.
Por fin, cuando el año entra en su recta final, Zacatecas puede hablar de una inversión que no se quedó en el discurso. En medio de un panorama marcado por anuncios oficiales que no siempre se traducen en beneficios reales, la llegada de la cadena comercial Tres B a Guadalupe representa un hecho concreto, medible y con impacto directo en la economía local.
Al inicio del mes, el gobierno estatal presumió la instalación de una fábrica de huevo en Jalpa, aunque en los hechos se trató de un proyecto que simplemente cambió de municipio, de Villanueva a esa región, sin que ello significara una nueva inversión para el estado. Ese tipo de anuncios inflados ha generado escepticismo entre una población urgida de empleo y desarrollo.
En contraste, la apertura de la primera tienda Tres B en Tacoaleche, impulsada por la gestión del alcalde José Pepe Saldívar, sí marca una diferencia. No solo se trata de una nueva cadena que entra a competir en el mercado local, sino de un proyecto de expansión que contempla al menos 12 sucursales y la generación de cientos de empleos para habitantes del propio municipio.
Más allá de colores partidistas, Guadalupe manda un mensaje de que cuando se ofrecen las facilidades, certeza jurídica y reglas claras, la inversión llega. Ojalá este ejemplo se replique y Zacatecas deje de conformarse con anuncios reciclados para apostar, de una vez por todas, por inversiones que sí se queden y beneficien a su gente.
Cada tienda de Tres B genera al menos 70 empleos entre directos e indirectos y con ello, se estima que este proyecto podría generar más de 800 nuevos puestos de trabajo, aclarando que en las sucursales ubicadas en Guadalupe se contratará exclusivamente a personal del municipio. Bienvenidas las inversiones.
Quinta semana consecutiva de protestas asfixia a la capital
Por quinta semana consecutiva, la capital de Zacatecas volverá a quedar asfixiada por movilizaciones sociales que, aunque legítimas en sus causas, siguen teniendo como principal escenario las calles del centro histórico.
Esta vez serán las y los maestros de telesecundarias quienes salgan a manifestarse, sumándose a una cadena ininterrumpida de marchas, bloqueos y plantones que ya se han vuelto parte del paisaje cotidiano para ciudadanos, comerciantes y automovilistas.
El anuncio del Sindicato Independiente de Trabajadores de Telesecundaria en el Estado de Zacatecas (SITTEZ) confirma que la conflictividad social no da tregua. La megamarcha y el plantón programados frente al Congreso del Estado evidencian, una vez más, la falta de soluciones de fondo por parte de las autoridades, particularmente en el tema del Issstezac, cuya crisis financiera se ha convertido en una bomba de tiempo para miles de trabajadores activos y jubilados.
Sin embargo, mientras los gobiernos patean el problema hacia adelante, la ciudad paga el costo. Calles cerradas, actividades económicas afectadas y una ciudadanía atrapada entre la empatía con las causas sociales y el hartazgo por la parálisis constante.
La capital parece rehén de un modelo de protesta repetitivo que refleja más la incapacidad institucional para dialogar y resolver, que la fuerza real de las movilizaciones. Así, semana tras semana, la ciudad sigue marchando… pero sin avanzar.
Promesas rotas empujan al campo otra vez a protestar
No sólo los maestros de telesecundaria que se unen a la Sección del 58 del SNTE, también está el amago de que el martes, si es que no hay soluciones tangibles de las mesas de diálogo entre los agricultores y el gobierno federal, que hasta ahora han resultado estériles, también volverán a bloquear carreteras.
Hasta ahora solo existen discursos oficiales que poco tienen que ver con la realidad del campo mexicano. Hoy, el hartazgo no es solo económico, sino que es moral. Los productores ya no creen en la palabra institucional.
Mientras el gobierno presume atención y acuerdos, en las carreteras persisten los robos, las extorsiones y el abandono. Los costos de producción se disparan, los apoyos se reducen y todos los precios de los granos básicos siguen sujetos a un mercado que castiga al productor nacional y favorece la importación. En ese contexto, pedir paciencia resulta casi una burla.
La llamada “mentira institucional” se ha vuelto rutina, porque se promete seguridad que no llega, precios justos que no se cumplen y reformas que se quedan en el papel. Las mesas de negociación, como las recientes de noviembre, terminan siendo solo una pausa antes del siguiente conflicto.
Cuando los agricultores amenazan con cerrar carreteras, casetas o fronteras, no lo hacen por capricho, sino porque sienten que es el único lenguaje que el poder escucha. El problema es grave y es que lo que existe es un campo cansado de mentiras en un país al borde de una crisis social más profunda. Mañana podrían volver los campesinos a los bloqueos.
Runrunazos
José Narro Céspedes no le baja a su intención de ganar las encuestas. La posada navideña, que reunió a cientos de seguidores, fue más que un acto social: funcionó como un mensaje político claro para mantener presencia, cercanía y posicionamiento electoral. En Morena, Narro se mueve con constancia rumbo al 2027.
