Sin proyecto integral

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Zacatecas necesita de inversión pública de gran cuantía si queremos que lluevan las inversiones privadas, pero eso requiere visión de largo plazo y liderazgo.

Zacatecas aún no sale del ciclo de gobiernos débiles, inerciales, incapaces de cumplir sus propios y limitados planes de obra pública, que explican lo que no pueden por la falta de apoyo del gobierno federal.

A nadie la conviene que el que lleva el timón del barco del que todos somos pasajeros sea políticamente débil, pero remontar tal situación implica disposición a revisar la historia que nos condujo al estancamiento prolongado.

Zacatecas necesita de inversión pública de gran cuantía si queremos que lluevan las inversiones privadas, pero eso requiere proyecto integral, visión de largo plazo y liderazgo para remover los intereses creados que permanecen como obstáculo al progreso.

Al gobernante lo hacen fuerte los gobernados, quién pierde de vista verdad tan elemental administra sin gobernar.

Es normal y saludable que las obras públicas susciten opiniones encontradas porque la gente es la que las financia con sus impuestos y porque es la usuaria final, todo gobernante tiene el imperativo de legitimar cada inversión pública acreditando su utilidad social además de su  gasto eficiente y transparente, por eso, la iniciativa de concretar el puente elevado (segundo piso) provoca discusiones aunque todavía sin la intensidad del fallido intento de hacer dicha obra en la gestión gubernamental de Amalia García.

Entre las objeciones más destacadas sobresale la convicción de que el monto comprometido de tres mil seiscientos millones más o menos debiera canalizarse a problemas de más alta prioridad, dónde se menciona el del agua de manera reiterada, dado la frustrante experiencia con la presa “Milpillas”.

Un no menos importante cuestionamiento es el señalamiento de que es un reducido tiempo de embotellamiento vehicular el que se presenta cotidianamente en dicha vialidad, poniendo en duda la pertinencia de la significativa inversión.

Otro nutriente de resistencia y escepticismo estriba en la sensación generalizada de corrupción en la obra pública que tenemos los zacatecanos como consecuencia de una larga historia de obras  hechas en mucho más tiempo que el anunciado en un principio, caras, mal hechas y algunas hasta dejadas a medias.

Ciudadanía sin vigor suficiente

No obstante que hay materia para el debate ciudadano amplio e informado y que existe la posibilidad jurídica y política de someter a consulta dicha obra, no se advierte hasta el momento el involucramiento masivo y apasionado de amplios contingentes de ciudadanos que rechacen a respalden la concreción del famoso segundo piso, tal como sucedió con el tema de “Milpillas” donde no fueron los ejidatarios o los ambientalistas los que arruinaron el proyecto de inversión pública más grande en muchos años, el sabotaje provino del propio gobierno con su incapacidad y corrupción.

Las objeciones espontáneas al “segundo piso” que sostienen que hay necesidades más urgentes reflejan el modo burocrático de fijar prioridades sin tomar en cuenta a la gente en dónde unos cuántos deciden lo conducente.

La desconfianza automática que la gente manifiesta ante cada obra pública pone el acento en algo muy sensible, los órganos de fiscalización no se han ganado la confianza de la ciudadanía, de otro modo, los órganos internos de control, la Auditoría Superior del estado y la Comisión de vigilancia del Congreso del estado le ayudarían mucho al gobernante en turno a sacar a delante sus planes de obra pública, pues a diferencia de lo que pasa con las obras emblema del gobierno federal no hay sabotaje judicial patrocinado por opositores.

Para eliminar la distancia entre ciudadanos y gobernantes el primer paso es proponérselo, para ello, los servicios informativos sobre temas locales tienen que revalorar sus contenidos, pues es muy visible que la atención exagerada y anecdótica a la clase política desplaza la ventilación de los grandes asuntos de la gente común, de los sectores económicos, de la convivencia social.

El más importante escenario de deliberación de los asuntos públicos de los zacatecanos debiera ser el Congreso del estado, pero no es así, prueba de ello es que en el reciente diciembre los diputados avalaron o votaron en contra el proyecto del segundo piso sin conocerlo, renunciaron a solicitar que les fuera explicado en comparecencia pública para favorecer la difusión del mismo.

Cambiemos modos

Además de la ausencia de proyecto de desarrollo regional ampliamente compartido, resentimos la desconfianza ciudadana que reclama cambios a fondo en los dispositivos institucionales de fiscalización de los recursos públicos cerrando el ciclo de impunidad tolerada.

La fijación de prioridades no es solamente de gobernantes y expertos, es, sobre todo, asunto de ciudadanos.

No sé cómo terminará lo del segundo piso, lo qué es innegable es que se repite el modo de no legitimar el paso que se va a dar.

Tenemos décadas de obras fallidas, de devolución de recursos, de discordias evitables, ese modo de proceder debilita a todos.

Nos encontramos el lunes en Recreo

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