¿Nos anestesió el neoliberalismo?

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

La academia y la intelectualidad no son lo mismo, aunque se alimentan recíprocamente.

Argentina tiene a sus estudiantes en pie de lucha por la educación pública, Estados Unidos tiene a sus estudiantes en pie de lucha contra la masacre del pueblo palestino, en México hay más conciencia crítica en la Ibero que en las universidades públicas.

La juventud estudiosa ha dado históricas batallas por las mejores causas en nuestra historia patria ¿Qué explica la apatía contemporánea en México de un sector que siempre había sido el primero en despertar? ¿El letargo es pasajero?

Nunca habíamos debatido tanto tantos asuntos públicos, nos definimos a favor o en contra de cada reforma que se anuncia pero no en las universidades.

Hemos puesto la mirada en el grupo empresarial de Claudio X como la trompa de la máquina del neoliberalismo que busca el retorno, sin embargo, sin el frente ideológico integrado por académicos e intelectuales, la fuerza de los conservadores no sería la misma, particularmente entre las capas medias.

La academia y la intelectualidad no son lo mismo, aunque se alimentan recíprocamente.

El rol jugado en la generación del conocimiento y su difusión los vuelve aliados naturales de la marcha hacia el ideal nunca alcanzado de sociedad, por eso desconcierta ver a algunos académicos e intelectuales en consonancia con Claudio X y los intereses que representa y en el bando que reconoce como a uno de sus principales líderes a Alito Moreno.

¿Qué cambió? En mi opinión las modificaciones en los planes de estudio de las universidades públicas se concibieron en oficinas del salinismo y fueron introducidas gradualmente mediante medidas que favorecieron la perspectiva individual por sobre la colectiva. Los programas de estímulos al rendimiento individual redujeron al sindicalismo a oficinas de trámites y la reducción de prestaciones fue tolerada por generaciones de docentes que vivieron la precarización paulatina de sus condiciones de trabajo.

El conservadurismo con el que se forma a los abogados, la minusvalía de la economía política de las generaciones de economistas forjadas durante el neoliberalismo y la sustitución de la mística humanista de la medicina por al avance de la salud – negocio y así en todas las áreas del conocimiento alejaron de las universidades públicas la misión de formar profesionistas con conciencia social.

¿Domesticación programada?

Para neutralizar a las antes críticas y levantiscas comunidades universitarias se estimuló la gestación de mafias controladoras, introduciendo la remuneración privilegiada para directivos respecto a docentes e investigadores y haciéndose de la vista gorda ante la opacidad, la estafa maestra y la falta de medidas correctivas y preventivas al respecto con la que reaccionaron las autoridades universitarias de las diversas instituciones implicadas es evidencia de que la corrupción es útil para el control político, “lo que se arregla con dinero sale barato” decía la clase política gobernante.

A los intelectuales ya no los hacen como antes, la UAZ desde sus comienzos se honraba con la presencia de Rosario Castellanos, Juan Rulfo y Juan García Ponce, a quienes recuerdo hospedados en el modesto Hotel de la Moneda, en los años setenta Zacatecas no tenía comunicación aérea, los que venían bajo los auspicio del gran difusor cultural de la UAZ Roberto Almanza tenían que trasladarse en el democrático camión o en automóvil y así tuvimos el privilegio de conocer al enorme poeta Efraín Huerta, Alejandro Aura, José Emilio Pacheco, Gerardo de la Torre, Carlos Monsiváis y un largo etcétera, y en tiempos posteriores,  la universidad fue la frecuente anfitriona de intelectuales de la talla de don Pablo González Casanova, académicos de la talla de Heberto Castillo y muchos pero muchos más. Lo relevante es que no cobraban un centavo, se le pagaban sus viáticos y se les hacia uno que otro obsequio representativo del terruño cuando mucho, pero todo eso cambió.

Tiempos idos

El salinismo abrió espacios bien pagados a los intelectuales y académicos en los grandes medios de comunicación, El programa 24 Horas de Jacobo Zabludovski empezó su “apertura” sustituyendo a Roberto Blanco Moheno por artistas e intelectuales de gran y merecido prestigio y Televisa culmina su evolución con Octavio Paz, ya para entonces crítico de las ideas que profesó en su juventud y que lo llevó a incorporarse al bando republicano en armas contra el franquismo en España, cuando Televisa lo hace la más luminosa estrella del canal de las estrellas era ya un persuasivo partidario del neoliberalismo versión salinista.

Las redes y la reducción del dinero público destinado a medios de comunicación han provocado ajustes, ya no contratan plumas caras.

Es advertible que los empresarios están incorporando nuevas plumas y voces, seguramente con menos remuneración y con más credibilidad.

La sustitución de intelectuales que forjó el salinismo es paulatina pero perceptible.

“El hombre es él y su circunstancia” enseña Ortega y Gasset.

Nos encontramos el lunes en Recreo

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