¿Sabremos la verdad?

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Los riesgos que se corren para investigar crímenes de estado son tan intimidantes, que han quedado en la oscuridad.

Cuando se presentó Salinas de Gortari a la funeraria dónde llegaron los restos de Luis Donaldo Colosio tuvo que aguantar vara, varios políticos priistas allí presentes lo recibieron con “cuchufletas”, en el ambiente se instaló la sensación de que el crimen del candidato del PRI era tan impensable que solo era posible ordenado desde la cumbre del poder.

El asesinato de Álvaro Obregón generó idéntica sospecha entre la población mexicana, en las corridas de toros se popularizó el gritón que a voz en cuello preguntaba: ¿Quién mató a Obregón? Y un estruendosos y festivo coro le contestaba: “Calles…………eeee”.

Carlos Madrazo Becerra fue un visionario priista que se empeñó en reformarlo para evitar la descomposición que veía venir, fue enviado a prisión con acusaciones falsas, pero no dio su brazo a torcer y cuando salió libre continúa su lucha, luego vino el avionazo que le costó la vida además a su señora esposa y a viajeros tan famosos como el destacado tenista Vicente Osuna. La sensación de que su muerte fue perpetrada por orden de Díaz Ordaz se instaló en automático.

Los riesgos que se corren para investigar crímenes de estado son tan intimidantes, que han quedado en la oscuridad muertes como la de John F Kennedy, Olaf Palme y otros.

El asesinato de Colosio (23 de marzo de 1994) se inscribe en esa tradición de oscuridad y convencimiento colectivo de que fue un crimen ordenado desde el poder, el mexicano común nunca aceptó la versión oficial de un solo tirador y los políticos e intelectuales simplemente dejaron de tocar el tema, pero la hipótesis de la autoría intelectual es tan omnipresente que inspiró un documental de Neflix que refirma la sensación popular.

Colosio había visitado Zacatecas semanas antes, cubrí el evento para el Sistema informativo Plata en el que Aracely Guerrero fue la oradora, lo recuerdo porque allí logré amarrar una exclusiva de Luis Donaldo para el noticiero que conducía, la noticia conmocionó a priistas y no priistas, los tiempos eran más que álgidos, el EZLN capturaba la atención y celebraba conversaciones de paz con el gobierno de Salinas conducidas por Manuel Camacho Solís, desde entonces las dudas no me abandonan, como a la mayoría.

Dudas

Desde siempre se supo que Colosio recibió un tiro de calibre 38 en la cabeza y otro de calibre 22 en el abdomen, lo dijo un primer dictamen forense.

Manuel Montes el primer fiscal del caso, aseguró al principio que hubo “una concertación para cometer el homicidio”, tiempo después lo hicieron echarse para atrás y externó que hubo un solo tirador, Diana Laura viuda de Colosio, víctima de una enfermedad terminal alcanzó a manifestar su desacuerdo con ese paso atrás.

Othón Cortés estuvo en prisión dos años como presunto segundo tirador, al salir declaró que fue torturado para hacerlo declarar que el general Domiro y Manlio Fabio Beltrones le habían ordenado proceder ¿Por qué eso no generó diligencia alguna del ministerio público?

El ahora señalado como presunto segundo tirador Jorge Antonio Sánchez, a diferencia de Othón Cortés, fue detenido en el lugar de los hechos cuando era un agente del CISEN comisionado en la seguridad del candidato, su chamarra estaba llena de sangre de Colosio, resulto positiva la prueba de laboratorio para averiguar si había disparado arma de fuego.

A pesar de eso, solo estuvo detenido el tiempo que hizo el avión para trasladar a García Luna a Tijuana, que lo liberó llevándolo consigo.

¿Es creíble que no fue armado al acto de Lomas Taurinas a pesar de ser agente de seguridad del candidato?

¿Quién ordenó el asesinato de Federico Benítez, jefe de la policía municipal que detuvo al presunto segundo tirador?

¿Quién permitió sacar de la celda unas horas a Mario Aburto a Playas de Tijuana a pedido de Manlio Fabio Beltrones? ¿Quién autorizó semejante transgresión a los protocolos del caso? ¿De que hablaron?

¿Que esconden?

El gobernador Ernesto Ruffo declaró que el estado mayor le pidió que se abstuviera de cualquier participación en la seguridad del acto de campaña cuando, no es lo usual.

¿Cómo se explica que el candidato a senador Luis Donaldo Colosio hijo pida carpetazo disfrazado de piedad para el asesino de su padre sabedor que probablemente saldrá libre en marzo al cumplir 30 años en prisión, que era la pena máxima en Baja California prevista en el momento del homicidio.

¿Quién opera como distractor la acusación de que la campaña de López Obrador de 2006 recibió recursos del cártel de Sinaloa reviviendo una investigación de la DEA archivada desde 2011 por falta de elementos?

Es fácil intuir que poderosos intereses se oponen a la aclaración del crimen, pero hay que hacerlo por salud de la república.

Nos encontramos el lunes en Recreo

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