¿Qué falló en Argentina?

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El gobierno de Alberto Fernández rehusó enfrentar la cargada mediática cotidiana mediante una estrategia de comunicación.

Los argentinos enojados por la crisis votaron por el regreso de la fuerza política que la produjo, ¿Qué fue lo que lo posibilitó?

La explicación de la crisis argentina corrió a cargo de los grandes medios de comunicación propiedad de las élites. El gobierno de Alberto Fernández rehusó enfrentar la cargada mediática cotidiana mediante una estrategia de comunicación.

El poder judicial argentino es instrumento dócil de las élites. Sus resoluciones son concebidas para estorbar la reivindicación de la soberanía sobre los recursos naturales de los argentinos y para perseguir políticamente a las figuras progresistas hasta anularlas, tal es el caso de la señora Cristina Kichner, la invencible opción progresista que sufrió un atentado que no fue esclarecido deliberadamente y a la que se hizo víctima, junto con su familia, de una guerra judicial interminable hasta que anuncia su decisión de no aspirar a la presidencia.

El presidente Alberto Fernández gobernó al estilo gerencial en donde se prescinde del acompañamiento del pueblo, jamás movilizó a su base de apoyo, pensó que siendo “políticamente correcto” tendría mejor fortuna.

Las fuerzas progresistas eligieron como candidato al ministro de economía cuando la inflación registra un explosivo ciento cuarenta y tres por ciento.

La corrupción del régimen de Mauricio Macri, el neoliberal antecesor del presidente saliente, no fue combatida con decisión política.

Los hijos de las elites argentinas son proclives a la carrera militar, circunstancia que explica la vocación oligárquica de las fuerzas armadas y su historial golpista.

El progresismo argentino no se propuso cambiar al régimen político, por lo tanto, para arrebatar a las élites el control de los órganos de estado que no son resultado de la voluntad ciudadana.

Sabido es que Argentina debe hasta la camisa desde que tuvo el infortunio de tener en la presidencia a Carlos Menem, el Salinas de Gortari del sur del continente y que el endeudamiento es tan insostenible, que es inevitable enfrentar al usurero Fondo Monetario Internacional, pero ¿Se puede hacer sin movilización popular?

Histrión acotado

Millei es transitorio. sus extremas propuestas electorales van a chocar con la realidad, el pueblo le dio solo siete senadores de setenta y dos posibles y de doscientos cincuenta y siete diputados apenas suyos son treinta y cinco ¿Cómo entender pues la contradictoria voluntad mayoritaria de los argentinos?

Los regímenes políticos de los pueblos fueron modelados por el neoliberalismo mundial que promovieron tres jefes de estado que coincidieron en tiempo y en modo de pensar: Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Karol Wojtyla, en algunos países a la fuerza (Chile) y en otros mediante la comunión de intereses con élites autóctonas (México).

La línea estratégica marcada es la de “entre más mercado mejor, entre menos estado mucho mejor”, de allí se deriva que toda corriente política contraria al neoliberalismo y su ímpetu privatizador debe proponerse el cambio de régimen, de otro modo, sus gobernantes serán solo administradores de la realidad, no transformadores de la misma.

Los países que sustituyen el régimen político moldeado por el neoliberalismo son los que pueden satisfacer las aspiraciones básicas de sus pueblos, de otro modo, la versión de los problemas y las soluciones que imponen los medios de comunicación conducirá a votaciones contrarias a los votantes, como sucedió este domingo en Argentina, cuando los empobrecidos habitantes de la periferia se volcaron a favor del que sostiene que el mejor sistema de salud es aquel en el que cada persona paga el costo de su atención así como el mejor sistema educativo es el que cada quien paga el costo de su educación.

También entre los mexicanos hay extrema derecha. Las expresiones de respaldo a este individuo que llama imbécil al papa al que en su desvarío ideológico acusa de comunista provinieron de dos expresidentes de la república que alardean de católicos (Fox y Calderón), de comunicadores como Leo Zukerman, y personajes políticos como Xóchitl Gálvez, afortunadamente muy alejados del pensamiento promedio de los mexicanos.

Trazado el rumbo

La diferencia de fondo entre México y Argentina reside en que el progresismo mexicano si tiene proyecto de nación con amplia base social y el propósito político en vía de realización del cambio pacífico de régimen, en cambio, la oposición tiene extraviada la brújula, las deserciones de esta semana dan cuenta de que Claudio X ha sido rebasado, que no tienen ideal que los mantenga unidos ni líder que los cohesione.

En 2024, los mexicanos podemos consolidar el tránsito del régimen neoliberal concretado por el prianismo,  al estado de bienestar que sin llamarlo así fue perfilado por los legisladores constituyentes de 1917.

Lograr la mayoría calificada en el poder legislativo es un imperativo histórico que evitará regresiones catastróficas.

Sin cambio de régimen, el neoliberalismo puede regresar.

Nos encontramos el lunes en Recreo

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