Pocos y mal equipados

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Pero del derecho a los hechos es largo el trecho, es así que hay una gran cantidad de plazas laborales dónde el límite de las ocho horas es letra muerta.

¿Cuántos policías cubren turnos de 24 horas de actividad por 24 horas de descanso? La reciente protesta de elementos de la policía municipal detonada por el asesinato de dos de sus compañeros puso de manifiesto que se les pide más de lo humanamente razonable, pues además de participar en filtros nocturnos de apenas dos elementos, tienen una jornada de trabajo tan prolongada, que para cumplir con la misma hay que dormitar cuando se pueda, pues nadie puede permanecer en plenitud durante 24 horas continuas.

Los trabajadores de Chicago que se rebelaron en mayo de 1886 en demanda de la jornada máxima de 8 horas, pusieron de relieve el enorme desgaste humano que significa la jornada de 12 horas y con la sangre derramada de sus mártires, hicieron de la jornada de ocho horas la gran reivindicación de los trabajadores en el mundo e inspiraron que los constituyentes mexicanos de 1917 plasmaran la jornada máxima de ocho horas y el descanso dominical, conquista que le acarreó un gran prestigio mundial a la revolución mexicana.

Pero del derecho a los hechos es largo el trecho, es así que hay una gran cantidad de plazas laborales dónde el límite de las ocho horas es letra muerta.

En la esfera pública es muy conocido el exceso en las jornadas de trabajo en los servicios de salud y en los servicios de seguridad, entiendo que en ambos casos la causa principal es la insuficiencia de personal. En la esfera privada hay multitud de centros laborales dónde el desgaste físico a que son sometidos los trabajadores es mediante jornadas que rebasan el límite constitucional.

El gobierno de México ha emprendido una campaña de sensibilización para que no se siga fortaleciendo el consumo de drogas entre los mexicanos, pues además de ser un problema de salud pública de proporciones catastróficas, es causa de violencia crónica entre los que se disputan la clientela. El desafío es de tal magnitud que se requiera que la política contra las adicciones sea política de estado, no de partidos ni de sexenios.

No solo mediante la persuasión se contrarresta el flagelo, también se contribuye atacando las causas y no solo los efectos y una causa ampliamente sabida para consumir drogas reside en las excesivas y estresantes cargas de trabajo.

Los malos si duermen

Los choferes del transporte carretero están expuestos a consumir cristal o todo tipo de droga sintética para soportar el enorme desgaste de su actividad, como los jornaleros agrícolas y todos los que se ganan la vida en trabajos de gran exigencia física. A partir de semejante realidad, la estrategia contra las adicciones debe contar con la participación de la Secretaría del Trabajo para humanizar las condiciones de trabajo de quienes se ganan la vida con tanta desventaja.

Lo que denunciaron los policías municipales no sorprende a nadie, tal circunstancia se vive en muchos centros penitenciarios. ¿Los policías bajo semejante régimen de trabajo son expuestos a la necesidad de recurrir a las drogas para aguantar el desgaste o el examen de control es disuasivo suficiente?.

De lo que estoy plenamente seguro es que ningún municipio tiene seguridad razonable si sus policías cubren turnos de 24 por 24, que el desempeño declina al paso de las horas, poniéndose en desventaja ante las bandas de criminales cuyas jornadas de acción criminal no les impide dormir todos los días.

Desde luego, la culpa no recae en los responsables de la seguridad pública de cada municipio, ellos trabajan con lo que hay, ni siquiera tienen modo de negar elementos para tareas ajenas al deber si el alcalde lo ordena, por eso la insuficiencia de elementos se convierte en causa de inseguridad inevitable.

Lo paradójico es que la federación, desde que García Luna estuvo al frente de la estrategia de seguridad, destinó programas para fortalecer los cuerpos policíacos municipales con tan malos resultados que en vez de que creciera el número de policías, los municipios zacatecanos fueron perdiendo efectivos, al grado que todavía muchos no recuperan el número de elementos y patrullas que tenían en los años noventa del siglo pasado.

Pisen callos o renuncien

La única manera de no recurrir a los militares es no necesitarlos. Los políticos que gobiernan estados y municipios tienen a su alcance lograr que el ejército y la marina no salgan de sus cuarteles más que para desfilar, si piensan que es lo mejor.

Los municipios y el estado de Zacatecas tienen que reorientar sus respectivos presupuestos hacia la seguridad de los habitantes, que los servicios policiales se organicen en tres turnos de ocho horas cada día.

Se necesita distribuir de otro modo el dinero público y gastarlo transparentemente.

Se necesita valor político ¿lo tienen?.

Nos encontramos el jueves en Recreo

@[email protected]




Más noticias


Contenido Patrocinado