Partidización de las instituciones, venero de corrupción

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

La partidización de las instituciones públicas es la corrupción que genera muchas otras corrupciones, los mexicanos pagamos muy caro esa apropiación ilegítima de la autoridad pública puesta al servicio de intereses particulares de grupos y personas, en estos momentos los mexicanos estamos a la mitad del camino en la eliminación de ese pesado lastre, hay … Leer más

La partidización de las instituciones públicas es la corrupción que genera muchas otras corrupciones, los mexicanos pagamos muy caro esa apropiación ilegítima de la autoridad pública puesta al servicio de intereses particulares de grupos y personas, en estos momentos los mexicanos estamos a la mitad del camino en la eliminación de ese pesado lastre, hay avances pero también resistencias que permean estructuras federales, estatales y municipales después de transitar gradualmente del control absoluto de un solo partido a un sistema multipartidista.

El lunes 15 de junio a un funcionario de la Secretaría de Finanzas se le pidió que firmara su renuncia, a lo que se negó. Por tener hoja de servicios sin mancha tomó la decisión de acudir al derecho para defender su modesto cargo de recaudador municipal una vez que se entera de manera extraoficial pero fidedigna de que es una petición del PRI el origen del despido como represalia por su identificación con otra opción.

El criterio que se aplica no es parejo, los que ocupan cargos de confianza y su preferencia política no coincide con el partido en el gobierno padecen estos atropellos, los que coinciden o simulan coincidir no tienen problema, tienen vía libre para manifestarse aún sin respetar la institucionalidad como sí la respeta el funcionario mencionado.
A los del partido en el gobierno fieles hasta el final se acostumbra basificarlos.

La partidización de funciones públicas es una aberrante normalidad que debemos superar porque no solo produce consecuencias electorales, convierte en botín de codiciosos el poder público, por esa vía la corrupción es la regla en vez de la excepción.

La partidización de las instituciones origina el “pase de charola” para financiar campañas de pre-venta de contratos de obra pública, de proveedores, de autorizaciones de cambios de uso del suelo, de condonaciones de impuestos, de empleos y cargos.

La política que somete lo público al interés particular vía soborno ha generado el apoderamiento de riquezas naturales por poderosos intereses privados extranjeros y nacionales, ha sembrado el territorio de obras materiales caras e inservibles (los 300 hospitales son tan solo un ejemplo) y ha entregado el control territorial a narcotraficantes.

Años de puras pérdidas

La partidización de las instituciones ha dañado mucho a los zacatecanos, inutiliza las organizaciones de productores al instrumentarlas electoralmente y degrada la productividad al recurrir al condicionamiento política la aplicación de programas.

Los proyectos de obras se autorizan dependiendo de quién lo gestione, no de su pertinencia. La industria de la construcción ha sido bloqueada en su desarrollo por los “moches”.

El comercio local no ha tenido en el gasto público el factor de crecimiento posible dado que las compras se hacen en buena parte en función de conveniencias privadas.

Padecemos una clase política local saltarina que no tiene programa ni principios, en sus manos hemos quedado muy atrás de los estados vecinos.

Se contrata para servir intereses particulares, se despide para servir intereses particulares, se satura de empleados innecesarios, se despide sin respeto al derecho dejando en banca rota las finanzas del estado y municipios.

El país proviene de un prolongado secuestro de las instituciones públicas por intereses privados, Los poderes federales hacen esfuerzos para revertir la situación con avances considerables, pero en Zacatecas ni siquiera se intenta tan urgente cambio.

Urge cultura institucional

Las secuelas económicas y sociales en el mundo son de pronóstico reservado, México vive un período de gran complejidad y nuestro estado tiene la desgracia de estar en manos de una clase política sin las habilidades para entender la economía no porque no halla profesionistas aptos para entender la dinámica económica sino porque no los usan, la falta de proyecto económico se resuelve importando publirrelacionistas irrelevantes que por su desarraigo son incapaces de conectar con productores y empresarios, se saben de paso, provisionales y ajenos al destino local.

El reto de sacar a Zacatecas del atraso perpetuo solo lo cumplirá un gobierno que convenza, que motive, que movilice, que sea escuchado porque escucha.

La gente sabe que no hay gobernantes perfectos pero reconoce a los que se afana con sinceridad para cumplirle a los gobernados, que no somete su gobierno a intereses particulares por debilidad o por interés. La partidización anula la credibilidad, siembra discordia y nos impide tener gobernantes fuertes, seguros de si mismos, que no tengan que gastar carretadas de dinero público en redes, periódicos, radiodifusoras y televisoras para parecer lo que no son.

La crónica disfuncionalidad de nuestra clase gobernante se potencia con la inoperancia del Congreso local, incumplen su deber de representación popular una y otra vez, la inseguridad la resuelven con “comparecencias” de trámite, la partidización no les preocupa, se asumen fruto de la misma.

Nos encontramos el lunes en Recreo.




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