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El recreo

Autonomías ficticias a debate

Autonomías ficticias a debate

José Luis Medina Lizalde.

Mientras se generan iniciativas de ley que incentiven la discusión pública, un tema que será motivo de encendidas discusiones es el referente al de la autonomía de las fiscalías.

J. Luis Medina Lizalde
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23 de junio 2025

Mientras la incertidumbre mundial se agudiza, a los mexicanos nos toca construir certidumbres en las cuales basar la convivencia social, una vez que la reforma judicial se encarrila, es el turno de la cirugía mayor a las fiscalías, para que las dos fases de la justicia se armonicen para que nunca más haya una justicia para los ricos y otra para los pobres.

Es de esperar que el personal profesional de la persecución del delito no cometa el error suicida de los juzgadores liderados por Norma Piña que en vez de hacer su propio reconocimiento de lo que no funciona para ofrecer alternativas de solución, se atrincheraron en la alianza fáctica con opositores como Alito Moreno, Claudio X y demás agrupados en la “Marea rosa”.

Mientras se generan iniciativas de ley que incentiven la discusión pública, un tema que será motivo de encendidas discusiones es el referente al de la autonomía de las fiscalías, status alcanzado tan recientemente que en el plano federal, el actual Fiscal General de la República es el primero en esa condición, al igual que muchos de sus homólogos en el cargo.

Desde mis tiempos de estudiante de derecho me adherí a la idea de la autonomía del ministerio público respecto al titular del Poder Ejecutivo, sin embargo, ahora tengo dudas que no me llevan a la postura opuesta, aunque sí a repensar el concepto.

La primera reserva me nace de constatar que vivimos, que la mayoría de los órganos autónomos consagrados en el orden jurídico son dependientes en los hechos y autónomos de apariencia cuando el titular del Ejecutivo mantiene el interés en asegurarse influencia en dichos órganos, lo que logra mediante negociaciones opacas con fracciones parlamentarias, para hablar de Zacatecas, quien ha llegado a la CEDH, al IZAI, a la Auditoría Superior del Estado o a la Fiscalía General del Estado, es la persona que el gobernante en turno ha querido, siendo la única diferencia con la designación directa la negociación con legisladores que aprovechan la situación para acomodar recomendados en el más inocente de los casos.

Degeneraciones ¿evitables?

Cuando se idealiza el concepto de autonomía, se incurre en la omisión de no considerar otros actores de peso, como potenciales secuestradores de los órganos autónomos, así la Comisión de Telecomunicaciones cayó en la esfera de los poderosos monopolios del ramo a los que supuestamente iba regular, para solo citar algunos ejemplos, esa falta de perspectiva nos llevó a ser celosos de la autonomía del Poder Judicial respecto al Poder ejecutivo y terriblemente descuidados de esa misma autonomía respecto al poder del dinero, lo que le quita a la justicia la esencia de servicio público para adquirir el carácter de mercancía, lo mismo se puede señalar respecto a las fiscalías.

La autonomía transexenal del fiscal mostró una degeneración impensada en el estado de Morelos cuando Uriel Carmona cumplió el rol de guardián de los intereses del grupo que gobernó con Graco Ramírez, saboteando todo intento de fincarle responsabilidades cuando en el siguiente gobierno se le detectan escandalosas anomalías.

El caso de Nuevo León ofreció una degeneración en sentido opuesto, una mayoría legislativa adversa al gobernador Samuel García designó como fiscal a su más acérrimo enemigo, mismo que usó el cargo para confrontar facciosamente a gobierno del estado.

En Guanajuato un notoriamente fallido fiscal se empoderó a grado tal que permaneció varios períodos sexenales muy a pesar de su, digamos inutilidad ante el crimen organizado, siendo evidente la incapacidad del gobernador panista de removerlo, hecho que no sucedió hasta el arribo de la actual gobernadora, misma que tuvo que negociar un retiro dorado del fiscal al que se le dispararon los delitos de violencia como a ningún otro estado le sucedió.

Entre dos inconvenientes

Es bien sabido que los delitos del fuero común son los que predominan en el mapa delictivo, en ese sentido, los gobernadores han encontrado en la simulada autonomía de las fiscalías la coartada perfecta ante la falta de resultados, lo que no era propicio antes.

En dónde más se nota lo ficticio de las fiscalías es en el tema de la corrupción pública, en Zacatecas registramos una serie de casos de corrupción ventilados en los medios de comunicación que engrosan la lista de impunidades acumuladas, solo por ejemplificar ¿Qué pasó con la denuncia pública del entonces magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia Arturo Nahle respecto a una obra fraudulenta en perjuicio del poder judicial?

Con la reforma debemos evitar dos inconvenientes, uno, el de retornar a los tiempos en donde el gobernante podía instrumentar la procuración de justicia a su conveniencia y el otro, permanecer en la autonomía simulada.

Que hablen los protagonistas de la procuración de justicia.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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