Ni cargada ni desbandada

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

En el momento en que se libran batallas transformadoras de gran calibre que por sus repercusiones reclama la clase política con gran sentido de la historia y elevada ética, los partidos políticos sucumben a las ambiciones de grupos enquistados, despreocupados por la legitimación de cada candidatura, generando descontento y una lluvia de litigios. La parte … Leer más

En el momento en que se libran batallas transformadoras de gran calibre que por sus repercusiones reclama la clase política con gran sentido de la historia y elevada ética, los partidos políticos sucumben a las ambiciones de grupos enquistados, despreocupados por la legitimación de cada candidatura, generando descontento y una lluvia de litigios. La parte alentadora del panorama es la gran revolución de las conciencias que aleja a los inconformes con el festín de oportunistas del desaliento paralizador, hoy, se observa una voluntad de resistir las imposiciones desde todos los frentes, siendo la militancia real de Morena, la que mayormente se dispone a involucrarse en apoyo a candidatos emanados de sus filas que se valdrán del registro de otros partidos para enarbolar las banderas de la Cuarta Transformación como no lo podrán hacer los simuladores de reciente arribo.

La izquierda dirime en público sus diferencias, signo de contenido ideológico. Los núcleos que se mueven por intereses son sigilosos por necesidad. En todos lados hay tensiones intra-partidarias, es irreversible la atomización de la clase política que tanta corrupción y atraso ha dejado en Zacatecas.

La historia registra batallas de militantes con principios en contra de cúpulas desleales con los valores asumidos, que han tenido que dar batallas electorales con siglas distintas a las suyas, tal es la perspectiva en muchas partes del país y desde luego en Zacatecas, donde veremos a genuinos promotores de la Cuarta Transformación disputar el voto a los que fueron impuestos mediante procedimientos alejados de todo derecho, de toda ética y hasta de sentido común.

El enorme protagonismo de Servidores de la Nación como promotores del candidato “D 21” a lo largo de  2 años y la obtención para su grupo de un buen número de candidaturas hace de Verónica Díaz la tercera mujer “fuerte” que habremos de conocer encaramada en el poder político estatal de los últimos años,  con más poder que el que ejerció Claudia Corichi durante el gobierno de su señora madre y el que ha ejercido la doctora Cristina Rodríguez durante el mandato de su marido, con la diferencia de que la funcionaria federal, antes de que inicie “su sexenio” ya fija límites hasta a miembros de la familia Monreal, a la que debe toda  su vida política y a la que mantiene a raya ¿Verdad Saúl?

Exclusión salvaje

Verónica Díaz capitaliza la decisión de la cúpula nacional de Morena de ceder el estado de Zacatecas a Monreal con tal de no sufrirlo en la Ciudad de México.

Trasciende que Morena es despojada de la presidencia municipal de la capital y distritos uno y dos cedidos a “aliados”. En el resto del estado opera un brutal desplazamiento de liderazgos con años de participación en las luchas que precedieron el triunfo, que viajaban al Zócalo con sus propios gastos para atender el llamado de López Obrador, que anduvieron convenciendo conocidos para acudir a una asamblea que diera nacimiento a los comités municipales, que se informa para combatir la desinformación sembrada a diario por los adversarios de la Cuarta Transformación, ahora ellos son emplazados a buscar votos para los que antes se burlaban de sus afanes, para los que simulan adoptar un pensamiento político muy lejos de su comprensión siquiera, y de su intención también.

Pretender imponer regidores, síndicos, funcionarios y hasta suplentes de los titulares es aniquilar toda posibilidad de gestión pública eficaz y honesta, sin pesos y contrapesos las redes de corrupción anidadas en el estado y municipios se expandirá aún más, el pueblo zacatecano seguirá padeciendo el agravamiento de sus múltiples crisis.

No se advierte la “cargada” acostumbrada, tampoco desbandada de la militancia real de los convencidos de López Obrador. La reacción que se abre paso es la de aprovechar la oportunidad de registro que ofrecen partidos emergentes dispuestos a respetar la promoción pública de la figura del Presidente y la participación sin titubeos en las batallas en pro del cambio verdadero.

Luchar, luchar y luchar

No todos los heridos sembrados en el campo de batalla son de idéntico perfil, en la legislatura local varios de los que buscaron reelegirse granjeándose la buena voluntad del candidato  “D 21” son víctimas de exclusión salvaje, su reacción será tímida, algunos “continuarán en el proyecto” aunque nadie tenga la remota idea que es eso.

Todo pueblo tiene que definir que premiar y que castigar en sus políticos, cuando la selección de los que atienden lo público es mediante imposiciones salvajes, se premia el servilismo, el fingimiento y la incapacidad, en contraste, cuando los políticos son resultado de juego limpio, legal y democrático, se premian las cualidades demandadas a los políticos.

Los cambios no caen del cielo, no hay que rendirse

 

 

 

Nos encontramos el lunes en Recreo