Militancias de todos los partidos: uníos

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El ambiente electoral se calienta de “costa a costa y frontera a frontera”, lo duro de la batalla se registra antes de las campañas y la tensión que se visibiliza es la de Morena, partido que atrae como flores a las abejas a legiones de aventureros que nutren la militancia ficticia itinerante anunciando su súbito … Leer más

El ambiente electoral se calienta de “costa a costa y frontera a frontera”, lo duro de la batalla se registra antes de las campañas y la tensión que se visibiliza es la de Morena, partido que atrae como flores a las abejas a legiones de aventureros que nutren la militancia ficticia itinerante anunciando su súbito amor por la #Cuarta transformación.  El fenómeno es nacional y es efecto del cambio de partidos en el gobierno a partir de 1989, cuando Ernesto Ruffo se hace cargo del gobierno de Baja California, a partir de entonces se gesta una clase de políticos fogueados en el arte de “chaquetear”, con tal carencia argumentativa, que hace fácil distinguirlos de los que se vuelcan en Morena convencidos del proyecto de cambio verdadero y no por candidaturas, contratos o chambas en el futuro inmediato.

La crisis de crecimiento de Morena se traduce en choque frontal de militancia real con ficticia; lo que no sucedió cuando las bases se sometieron a los asaltos oportunistas al PRI, PAN, y PRD.

El esquema es tan devastador, que los realmente ganadores son los intereses creados que aseguran su permanente prolongación manipulando políticos sin interés genuino en lo colectivo y volcados solamente en el provecho personal.

En todos los partidos políticos con registro nacional, la voluntad de sus respectivas bases pasa a segundo término: las decisiones se toman en la Ciudad de México, los dirigentes estatales son reducidos a correas de transmisión o se atienen a las consecuencias, por eso tiene relevancia la resistencia vigorosa de las bases de Morena en contra de las decisiones impuestas desde el centro, quienes se ponen al frente del combate a las imposiciones saben  que  se arriesgan a que la respuesta sea su desplazamiento o su conversión en convidados de piedra, pese a eso, la resistencia en el caso de Morena alcanza un nivel que nunca imaginaron los que menospreciaron tan ostensiblemente las formas.

Compañeros del mismo dolor

¿Cómo explicar la diferencia en las reacciones de las militancias en situaciones como la del PRI en Zacatecas, cuando Adolfo Bonilla fue sacado del juego?  La explicación que encuentro es que la militancia de Morena tiene un ideario claro y un líder que comunica, la militancia de Morena sabe por qué lucha; quiénes son los adversarios y quiénes son los aliados de su causa. En contraste ¿las bases perredistas, panistas y priístas porque luchan?  ¿Cuál es su utopía?  Muchos militantes de base de esos partidos votaron en silencio por López Obrador porque al igual que el resto de los mexicanos viven el hartazgo de la corrupción ¿Suponen que desean el retorno? La oposición se auto-condena a la derrota por su desinterés en ofrecer alternativa de cambio que compita con la de López Obrador.

La rebelión ciudadana contra el fraude electoral no ha incluido la vida interna de los partidos, la facilidad con la que los líderes pueden degenerar en caciques individuales o grupales les acomoda muy bien a las élites, quien espera soluciones al estilo Salinas De Gortari procedentes de “intelectuales” que opinan de la Fiesta Brava, sin bajar al ruedo no verán resultados. La solución en el corto plazo  es la acción en contra de las militancias reales para que las militancias ficticias pasen a la historia; la solución definitiva consiste en ampliar el catálogo de delitos electorales graves incorporando entre los mismos las violaciones a los estatutos de cada partido en perjuicio de sus militantes en ejercicio pleno de sus derechos partidistas. A lo anterior podemos añadir lo dispuesto en otros países que establecen un tiempo largo  antes de acceder a candidaturas, a los que transitan de un partido a otro.

 Alianza contra alianzas forzadas

Las alianzas electorales contra-natura causan disgusto de militantes reales de diversas ideologías; lo deseable es que adviertan que entre los que piensan distinto hay un común interés en lograr dejar de ser convidados de piedra a la hora de decidir, lo que abre la ruta de unirse con los que no quieren unirse para que no les impongan unirse.

Así como las militancias ficticias avasallan a las militancias reales de todos los partidos, los mexicanos de todas los niveles sociales y formas de pensar padecemos los estragos de ser administrados y gobernados por profesionales del oportunismo que han dejado arraigar al crimen organizado, que encubren la corrupción de sus antecesores y que nadan de muertito ante cada situación difícil.

Participo con toda convicción en batallas jurídicas contra las violaciones estatutarias en el proceso electivo interno en curso, convencido de resistir evitará que Morena viva el proceso del PRD, que al grito de “acuerdo mata estatuto” terminó aniquilando al partido.

“Chapulinear” no es lo mío.

Nos leemos el lunes en El Recreo




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