Máscaras

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Los cambios de gran calado son contradictorios, generan alianzas entre prácticas, pensamientos y personalidades sumamente diversas y hasta antagónicas.

Lorenzo Córdova ya se cansó de disimular. Acudió a Guanajuato a un acto panista de respaldo a Xóchitl Gálvez, la fachada de ajeno a partidos políticos con la que quiso ocultar su alianza con el prianismo cuando presidió el INE ya no la considera útil. Nadie se fue con la finta.

El INAI ha sido evidenciado por el periodismo de investigación no solo por el cuestionable uso de la tarjeta corporativa para pagar una juerga en un table dance sino por negar la información aduciendo que se corría el riesgo de que se supieran los ingresos de los comisionados, la fachada de cruzados de la transparencia se les cayó.

La SCJN no logra disimular su entendimiento con el prianismo legislativo para echar abajo lo que con sus votos no logran.

Los medios de comunicación no son aliados de la oposición, son la oposición.

Los opositores son divulgadores de las opiniones de Brozo, Loret de Mola y demás voces mediáticas de prensa radio y televisión, mismas que, con algunas excepciones, ya no intentan dar la apariencia de antes, cuando basaban su credibilidad en una neutralidad solo de fachada.

Los que sin ser ambientalistas se disfrazaron de tales para sabotear la construcción del Tren Maya olvidaron que para “dar el gatazo” de que en verdad les preocupa el medio ambienta habría que condenar con severidad la negligencia criminal del grupo México ante la contaminación del Rio Sonora o la destrucción del suelo del sureste de Calica, trasnacional que extrae piedra del subsuelo ocasionando irreparables daños.

El feminismo selectivo de algunos grupos queda exhibido con sus dos varas y dos medidas, condenan con ferocidad la misoginia y guardan cómplice silencio ante la andanada de Salinas Pliego contra Citlalli Hernández o de Denise Dresser contra una diputada de Chihuahua.

Cuando los pueblos tienen ante sus ojos dos propuestas contrapuestas de nación no hay para donde hacerse. O se está a favor de la independencia o en su contra, de los liberales o de los conservadores, de la revolución o del Huertismo, del neoliberalismo o de la cuarta transformación.

Respetables e impresentables

Los cambios de gran calado son contradictorios, generan alianzas entre prácticas, pensamientos y personalidades sumamente diversas y hasta antagónicas, un ejemplo impresionante es la alianza del general Lázaro Cárdenas con dos gobernadores de perfil opuesto al suyo, el habilidoso Miguel Alemán Valdés, de Veracruz, y Maximino Ávila Camacho, de Puebla, que se aplicaron a fondo para tejer el respaldo de los restantes gobernadores a la patriótica medida de la expropiación petrolera que explícitamente resistieron figuras prominentes del desterrado Elías Calles (Entre las que figuró el general zacatecano Joaquín Amaro).

Hoy que se debate tanto quién jala para un lado y quien para el otro me retrotraigo a las elecciones de 1988 cuando nunca imaginé a Jorge Castañeda sumado a la derecha foxista después de su protagonismo en el viejo partido comunista, supongo que los que participaron en los gobiernos panistas y en el fraude electoral del 2006 jamás imaginaron que verían a Manuel Espino, entonces líder nacional del PAN, sumado al activismo con la causa obradorista.

Algo que muchos esperan es la adhesión del ex panista Javier Corral Jurado a la campaña de Claudia Sheinbaum, como tampoco a nadie sorprendería ver al senador suplente de Ricardo Monreal adherirse a la de Xóchitl Gálvez.

En el plano local ya se advierten desplazamientos en un sentido u otro, hay inclusive los que son profesionales del chapulineo que visten camiseta diferente en cada proceso electoral e inclusive, algunos lo hacen varias veces en la misma temporada.

Las cambiantes circunstancias explican las mutaciones ideológicas de muchos activistas, algunos se insertan con gran relieve en la causa que abrazan para combatir a la fuerza de la que alguna vez formaron parte (López Obrador es el mejor ejemplo), otros sucumben y cosechan tantas o más frustraciones como las que dieron origen a su cambio de camiseta.

Ni por el éxito, ni por la moral podemos echar al mismo saco a los que saltan de un proyecto a otro.

¿Cómo distinguir a los respetables de los impresentables?

Viendo su verdadero rostro tras la máscara, evaluando su práctica, sus hechos, su congruencia entre lo que manifiesta y hace.

Si está contra el nepotismo, que lo demuestre en su práctica, si esta contra la mentira que no mienta, si condena la corrupción que sea de limpio proceder, que si se dice imparcial lo sea, que si se presenta como neutral lo sea.

Decía Heberto Castillo, “no importa de dónde vienes, importa hacia donde te diriges”, lo que pone el acento en la congruencia en su nueva definición.

La máscara se cae, o como en la lucha libre, alguien la quita.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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