Los zapatos de Don Julio

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Una brillante generación de periodistas se creció al castigo y bajo la conducción de Don Julio Sherer robustecieron el periodismo de la pluralidad y la investigación en la revista Proceso.

La revista Proceso deja de ser semanario a partir de julio del presente cuando cumplirá 47 años de existencia, una brillante generación de periodistas se creció al castigo y bajo la conducción de Don Julio Sherer robustecieron el periodismo de la pluralidad y la investigación, el núcleo principal se concentra en el semanario y poco a poco se convierte en un medio de circulación en verdad masiva.

En sus páginas brilló el periodismo cultural con Vicente Leñero y Emilio Pacheco (y su celebrada columna “Inventario”) el riguroso análisis político de Granados Chapa y el reportaje como el género de géneros tuvo en el zacatecano Oscar Hinojosa Marcial al mejor de sus exponentes.

Todavía en 1976 que nace la revista, los grandes jefes de la iglesia imponían la censura colocando en las puertas de las iglesias la clasificación de películas y la lista de publicaciones cuya lectura prohibía (la revista Siempre, entre otras) y el gobierno confiscaba tirajes, ordenaba despidos de periodistas incómodos y controlaba el suministro de papel mediante PIPSA.

El diario Excélsior fue el único medio de alcance nacional que cubrió el movimiento estudiantil de 1968 sin someterse a la dura censura gubernamental cuando era una cooperativa, contrastando con las publicaciones impresas, radiodifusoras y canales de televisión que son empresas privadas cuyos propietarios emplean como instrumento de negociación para favorecer a sus otras empresas. La diferencia es grande cuando la vocación periodística es motivación principal, sus frutos son diferentes al de los medios para el negocio.

La revista proceso se consolida a la par que crece el público lector insatisfecho con la vida pública como efecto de la sostenida masificación de la educación superior, la censura del poder y de la iglesia es cuestionada por amplios sectores y el periodismo de investigación se vuelve producto con creciente demanda al mismo tiempo que el ciudadano común asume que la diversidad de modos de pensar debe tener reflejo en el sistema comunicacional.

Proceso, creo yo, está adaptándose a la nueva era tecnológica que desplaza a la letra impresa en libros, diarios y revistas. La digitalización del periodismo es irreversible y el paso de semanario a mensuario es transición.

Ineludible transformación

El periodismo mexicano fue devorado por la corrupta utilización del dinero público para alinearlo durante una prolongada etapa de la vida nacional, cierto que hubo individuos y medios que no se doblegaron, pero la abrumadora mayoría de los medios desarrolló una mentalidad de sumisión al poder económico mimetizado con el poder político.

Nada es para siempre. La irrupción de las tecnologías de la información les quitó el privilegio del control de la información dirigida a grandes públicos, ante eso, no hay medio que aspire a sobrevivir sin replantear su misión y el modo de cumplirla.

Es mi opinión que el futuro es halagüeño para el periodismo sin ataduras con los poderes formales y fácticos, la necesidad que tienen los pueblos de profesionales que informen con oportunidad y veracidad y éticamente confiables no desaparece, la libertad de pensar coincidiendo y difiriendo es algo a lo que la gente ya no renuncia.

La confrontación es inherente al periodismo de causas que tuvo su auge en el Siglo XIX antes de ser desplazado por el periodismo de corte empresarial cuando el Porfiriato.

Durante mucho tiempo, los movimientos estudiantiles y populares, las huelgas obreras y toda manifestación contra las élites chocan con los grandes medios de comunicación, pero tampoco esto es para siempre. En la medida que las redes multiplican la circulación de información y opiniones y le dan la posibilidad a los simples mortales de expresarse con libertad, pierde importancia el control de los medios, los políticos pierden la motivación para financiarlos en los niveles de antes, los mismos narcos que hace décadas acosaban a los medios y periodistas una vez que se percatan de la imposibilidad de controlar la información se olvidan del mundo periodística y desarrollan sus propias habilidades comunicacionales en las redes.

¿Periodismo para quién?

La oposición de hoy no es la de antes, cuando la revista Proceso nace la oposición es de sectores populares, cuando da el paso a publicación mensual, la oposición es de élites, el círculo de Claudio X es público natural de la revista Hola, los medios que no advierten la diferencia, al compartir la agenda opositora se alejan de su público natural sin hacerle cosquillas a los medios consagrados a reseñar la buena vida de las élites autóctonas y la realeza europea.

Eso ha sido factor de pérdida de público (y anunciantes) de muchos medios que no han entendido la diferencia entre oposición popular y oposición adinerada.

El brillante grupo liderado por Don Julio Sherer tenía clara la diferencia cuando fundó Proceso.

Nos vemos el lunes en Recreo

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