La política de “los acuerdos”

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

La prolongación en sus funciones hasta después de las elecciones del 2021 de los dirigentes municipales, estatales y nacionales en el partido Morena causa euforia en algunos y desánimo en otros. La devastadora epidemia de Covid-19 no permite otra salida, el hecho de que semejante circunstancia alimente o debilite expectativas refleja que los mexicanos aún … Leer más

La prolongación en sus funciones hasta después de las elecciones del 2021 de los dirigentes municipales, estatales y nacionales en el partido Morena causa euforia en algunos y desánimo en otros. La devastadora epidemia de Covid-19 no permite otra salida, el hecho de que semejante circunstancia alimente o debilite expectativas refleja que los mexicanos aún le damos la capacidad de determinar la selección de candidatos a las cúpulas y no a las bases, que demos por hecho que los procedimientos de elección son artificios legitimadores semejantes a las famosas licitaciones de contratos con la que simulan cumplir la ley los funcionarios corruptos. La noción de la negociación política degeneró en acuerdos que arrebatan a los ciudadanos el ejercicio pleno de gestar candidaturas cuando existen cúpulas reales o formales que se reparten como botín lo que está en juego en cada proceso electoral.

La experiencia confirma en efecto que las candidaturas dependen más de quienes son los dirigentes que de lo que dicen los estatutos de cada uno de los partidos políticos; que importa más cómo es visto un aspirante desde arriba, a como es percibido desde abajo, mientras eso se prolongue seguirá en auge la generación de políticos fruto de “negociaciones” desligadas de las aspiraciones colectivas y de las necesidades objetivas de cada estado y municipio.

El gobierno de López Obrador está conformado por visiones diferentes y a veces diametralmente opuestas; la participación de Carlos Urzúa como primer secretario de Hacienda y su ruptura posterior habla de que el modelo económico que se quiere dejar en el pasado también se hace presente; no tengo la menor duda de que en la medida que avancen las transformaciones será más difícil la permanencia de algunos portadores de ese fracasado modelo privatizador de lo público, quien conozca la historia de los cambios profundos en cualquier país sabe que eso es normal.

Lo que pocas veces se pone sobre la mesa es el modelo político que la #Cuarta Transformación busca dejar atrás y que también se coló al nuevo poder político, tanto en su dimensión de gobierno, como en la coalición de fuerzas que sustentan el gobierno encabezado por López Obrador, tal como se empieza a manifestar en el actual momento preelectoral, en esa tesitura, la conducción de Morena está emplazada a cerrarle el paso a actitudes de retroceso en lo político.

A abstenerse todos 

El presidente López Obrador pone el ejemplo al suprimir de su ejercicio las “facultades meta constitucionales”,  no solo no se mete en el partido que creó, si no que pide a sus funcionarios que se abstengan de entrometerse usando tiempo, dinero y recursos materiales con móviles electorales, práctica que fue la esencia del viejo modelo político.

Cuando se rompió el riguroso control sobre las aspiraciones políticas por una pirámide con el presidente de la República a la cabeza, se puso de moda eso de “acuerdo mata estatutos” que precipitó la caída del PRD, la imposición de candidaturas en “acuerdos” produjo la más numerosa camada de políticos saltarines y los programas y principios partidarios se fueron diluyendo, provocando la descomposición extrema en la vida pública, esos “acuerdos” llenan el espacio dejado por el antes arrollador “dedazo” y actualmente constituyen el riesgo de retroceso que los mexicanos deberemos sortear.

La “#Cuarta transformación” deberá   derrotar en su seno, las fuerzas del retroceso como las que incrustadas en la operación de programas sociales han sido exhibidas en proselitismo, manifiesto en ese renglón la respuesta profiláctica deberá ser implacable y las instancias correspondientes deberán castigar con severidad extrema toda acción u omisión, tales prácticas corresponden al viejo modelo político que los mexicanos aborrecemos mayoritariamente.

Cierto que el presidente no promueve “acuerdos” para candidatos del 2021, pero siendo eso indispensable tampoco es suficiente si no guardan la misma compostura los integrantes del gabinete, los coordinadores parlamentarios de Morena,  PT y demás actores susceptibles de seguir la vieja práctica de imponer desde arriba lo que venden como “los mejores perfiles”, a la conducción política del cambio a cargo de López Obrador le espera una muy dura labor de contención del ejercicio de “facultades constitucionales” de presidentes municipales y gobernadores mediante “acuerdos” propios del modelo político autoritario que fue derrotado en 2018.

Encomienda histórica 

La misión de impedir que se impongan las fuerzas del regreso al modelo que consagró la política como negocio y no como servicio toca a los dirigentes a los que les tocó en suerte encabezar el trascendente proceso histórico electoral en donde la gente decidirá apoyar el fin o la continuación de los cambios en curso, soy optimista al respecto porque Morena tiene dirigentes forjados en la búsqueda del cambio verdadero.

#La #Cuarta transformación ofrece el cambio, toca cumplir




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