La ineptocracia

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Las cifras de los delitos dados a conocer el pasado miércoles ofrecen una tendencia a la baja en 16 de 18 delitos de gran impacto en la vida nacional; no obstante, el panorama no es uniforme, pues al igual que en la respuesta a la pandemia por el Covid-19, el resultado concreto es determinado por … Leer más

Las cifras de los delitos dados a conocer el pasado miércoles ofrecen una tendencia a la baja en 16 de 18 delitos de gran impacto en la vida nacional; no obstante, el panorama no es uniforme, pues al igual que en la respuesta a la pandemia por el Covid-19, el resultado concreto es determinado por la interacción de tres clases gobernantes: la
federal, las estatales y las municipales.

En el recuento de daños en seguridad, Zacatecas resulta muy mal parado; tiene a Fresnillo en el nada honroso primer lugar nacional de percepción de inseguridad. Además, los delitos promediados a la baja en el país, en nuestro estado, registran aumento. Estamos como cuando empezó el “efecto cucaracha”, pues la desaparición de agentes policíacos sigue lacerando la vida social, en esos momentos nada se sabe del policía de la Estatal Preventiva desaparecido en Villa de Cos, ni del joven director de Seguridad Pública de Monte
Escobedo (director solamente de él mismo, por cierto).

Desmantelados los cuerpos policíacos municipales, siendo los de primer contacto con las población y delincuencia, con un crecimiento notoriamente insuficiente de las corporaciones estatales y con una presencia permanente, pero desconfiada del Gobierno Federal, advertimos que nuestra clase gobernante no atina a compensar con eficiencia la insuficiencia de elementos humanos y materiales, nada les dice la frase de “hacer más con menos”.

En Zacatecas predomina la salida a la “Poncio Pilatos”, el “Yo no la maté” o “Nos dejan solos”. ni el gobernador ni los presidentes municipales se asumen corresponsables.

La renovación de autoridades locales que se avecina no augura que la ineptocracia deje de gobernar al estado,
solo la movilización social, consciente y combativa logrará sacar del hoyo al estado, haciendo que las leyes y la libre voluntad, primeramente, de las militancias partidistas y posteriormente del electorado, colocará al frente del estado a su enorme capital humano, hasta ahora desplazado de su papel conductor como efecto indeseable del verticalismo.

En una entrevista radiofónica, Diego Fernández de Cevallos me soltó una frase que me impactó: “En política, donde no hay competencia hay incompetencia”, desde entonces he podido corroborar que efectivamente, las imposiciones nos han entregado a la ineptocracia.

El incumplimiento de estatutos internos en cada partido es la vía mediante la cual muchos incapaces acceden a dirigir partidos por obra y gracia de un padrino grupal o individual, lo mismo pasa con el acceso a altos cargos por designación directa y por mediación de cámaras legislativas, donde la falta de capacidad para una responsabilidad suele ser una ventaja para los padrinos, cuyos intereses se satisfacen con incondicionalidad, en vez de profesionalidad; ejemplos de esos hay muchos.

La ineptocracia se nutre de procedimientos amafiados, es causa y efecto de las telarañas de complicidades que se anidan en la vida de un país desarreglado; es decir, sin reglas puntualmente observadas, por eso la revaloración política de la legalidad es un requisito de la #CuartaTransformación.

La ineptiud de la clase gobernante frente a la inseguridad empieza por ignorar la naturaleza política del problema y asumirlo como un tema técnico policial solamente, no entienden que un gobernante dedica sus esfuerzos principales a los asuntos principales, y en ese sentido, la inseguridad desbordada si bien no puede consumir en exclusiva el tiempo del gobernador o de los presidentes municipales, tampoco debe delegar la responsabilidad política en los funcionarios específicos, eso es lo que nos sucede en Zacatecas, por eso, nombres van y nombres vienen al frente de la Secretaría de Seguridad Pública y nada cambia de fondo, solo el estilo. Los delincuentes mantienen la iniciativa y la perspectiva en seguir padeciendo los estragos del vacío de autoridad propio de la ineptocracia.

Una forma de pugnar por el cambio de mentalidad es sacar a los candidatos del mundo de las frases hechas para que aborden los temas candentes con honestidad, sin rehuir o quedar mal con una parte del electorado por no coincidir con su visión; que hablen de aborto y de matrimonio igualitario con sinceridad, que den amplias explicaciones sobre la inseguridad y el campo, sobre la economía y la educación. Difundan su diagnóstico concreto sobre la realidad concreta.

Ineptócratas al acecho

La ubicación de Zacatecas nos pone en camino del riesgo y de la oportunidad; somos ruta de mercancías ilícitas, pero
podemos serlo de mercancías legales. La diferencia entre un destino u otro es la continuidad de la ineptocracia, degradada en forma de gobierno, obra de políticos, prensa facciosa y ciudadanía pasiva.

La repetición del ritual de chapulineo augura otro sexenio de equipos de gobierno conformados y pagando facturas electorales. Solo el derecho y las conciencias libres harán que Zacatecas siga siendo rehén de los diestros en cambiar de bando con elocuente indignidad que tanto atraso causan.

Nos encontramos el jueves en El Recreo




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