La incompetencia, fruto del modelo político

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El funcionario tiene que ser proactivo en la familiarización con la información operativo interna y relación con el entorno burocrático con el que interactúa.

Zacatecas es rehén del modelo político que nunca busca a los mejores, que prefiere a los allegados fácilmente manipulables, sin ideales auténticos ni criterio propio. Si somos un estado “tortuga” rodeado de estados “liebres” es por esa modalidad de corrupción que prefiere al adepto, aunque sea inepto.

La rebelión del personal de los hospitales generales de Zacatecas y Fresnillo exigiendo destituciones de directivos y administradores fue argumentada con denuncias de suma gravedad como la retención de medicamentos en bodega hasta los límites de caducidad en Zacatecas y los cobros de servicios que por ley deben ser gratuitos además de la cuestionable contratación de servicios y adquisición de insumos, aunque la gota que derrama el vaso es el maltrato del personal de parte de, según su versión, incompetentes funcionarios.

La incompetencia no es un defecto personal del funcionario en cuestión, es un esquema organizativo deformado que se impone por la lógica de la política que se ha practicado en Zacatecas durante varias décadas. Los planes fallidos de las últimas décadas están asociados a la incompetencia de los que ocupan puestos claves en la operación sin entender la importancia del trámite oportuno, de la acción anticipatoria, de los plazos y requisitos legales, ese tipo de funcionarios han devuelto millonadas año tras año por no ser capaces de ejercer en tiempo y forma los presupuestos asignados, han construidos obras caras, tardadas y defectuosas y no pocas veces en terrenos de particulares a los que después les tienen que pagar de más.

El funcionario tiene que ser proactivo en la familiarización con la información operativo interna y relación con el entorno burocrático con el que interactúa, con el público usuario y con proveedores de insumos y servicios, su desempeño depende de la comprensión del terreno que pisa, pero si ocupa el cargo por sus méritos en campaña, su motivación es quedar bien con quien determina su nombramiento, no con el universo social que atiende y será más expuesto a las ofertas corruptoras que ya conocen el caminito.

La incompetencia no es defecto personal y es importante saberlo para no seguir matando moscas a cañonazos cada vez que se invierte energía social en quitar una persona dejando vivo el esquema moldeado por el clientelismo electoral y el nepotismo que privilegia incondicionalidad sobre la honestidad y la capacidad.

Zacatecas tiene décadas de gobiernos incompetentes, de plantas tratadoras que no funcionan por la pésima ejecución, de obras mal planeadas, de proyectos fallidos “recalentados” en cada sexenio.

El efecto acumulado mantiene a nuestra entidad en rezago en todos los órdenes.

La protesta ayuda a detectar fallas 

Los que saben del tema sostienen que aunque se vierta más agua , el líquido seguirá sin llegar a todos los hogares mientras las fugas  subterráneas continúen, eso mismo pasa con el dinero público, mientras que no se reparen las fugas del dinero público que ejerce el gobierno del estado y los ayuntamientos seguiremos en  rezago, por eso la población zacatecana debe asumir que la incompetencia es inherente al atrasado modelo político caciquil prevaleciente en Zacatecas y que solo tomando conciencia de ello podemos forzar a los partidos a que postulen a los mejores y no a los allegados, necesitamos mejores  gobernantes  y diputados que los que tenemos y para ello necesitamos reclamar que cuente la honestidad y la capacidad, que dejemos el empobrecedor criterio de que fulano es el bueno porque lo apoya tal o cual personaje y pensemos en las fortalezas y debilidades de los que aspiran a cargos de elección popular en función de lo que el estado requiere.

Mejor reconocer

Un buen gobernante impulsa el esfuerzo contra la incompetencia instalada y no ve con hostilidad las acciones de inconformidad como la de los trabajadores de los dos hospitales mencionados, aprovechando el impulso para mejorar la calidad de su gobierno, indagando la veracidad de las denuncias y aplicando lo legalmente conducente.

La Secretaría de la Función Pública tiene la obligación de verificar lo relacionado con los proveedores de insumos y servicios del sector salud cuestionados por los trabajadores y la retención en bodegas de medicamentos con fines nada claros ¿Lo veremos?

Que no siga la incapacidad autocrítica a niveles suicidas, como muestra la reciente polémica sobre un caso judicial.

El gobierno actual gastará muchos millones en indemnizaciones debido a la notoria incompetencia de su área jurídica en los despidos y en los litigios consecuentes.

El caso del presunto aviador asistido jurídicamente por el ex magistrado Armando Avalos es ilustrativo, cualquier abogado que conozca la sentencia sabrá que la incompetencia de la defensa determinó la derrota.

La autocrítica tiene muchos años ausente en la clase política zacatecana, por eso nos va como nos va.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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