La impunidad nos rezaga

ZACATECAS.- Las estadísticas demuestran que los estados de la república no tienen los mismos resultados, que el producto interno bruto de cada entidad es diferente como también sus cifras de empleo, tasas de analfabetismo, cobertura de servicios públicos etcétera. Tampoco los niveles de impunidad son los mismos en todos los estados, es en este renglón … Leer más

ZACATECAS.- Las estadísticas demuestran que los estados de la república no tienen los mismos resultados, que el producto interno bruto de cada entidad es diferente como también sus cifras de empleo, tasas de analfabetismo, cobertura de servicios públicos etcétera.

Tampoco los niveles de impunidad son los mismos en todos los estados, es en este renglón dónde Zacatecas se encuentra por encima del promedio nacional debido a una circunstancia particular: La declaración de inconstitucionalidad de la ley de responsabilidades de servidores públicos por un defecto de origen (Falta de refrendo) se tradujo en la falta de eficacia para castigar acciones y omisiones previstas en dicha ley cometidas en un período que abarcó dos sexenios y medio.

La renuencia a explorar la viabilidad de la acción penal y la dilación para corregir la situación mediante la expedición de una nueva ley se combinaron para instalar en el ambiente la sensación de impunidad que hoy tiene a Zacatecas como un estado atrapado en redes de corrupción que dificultan el avance, en claro contraste con Aguascalientes, dónde un caso que sería muy menor en Zacatecas como la compra fraudulenta de un tomógrafo ya le acarreó sentencia condenatoria a quien estaba de gobernador, aquí ni cosquillas le hubieran hecho.

La impunidad ha debilitado profundamente la conducción política al grado que el gobernador Tello y cada uno de los presidentes municipales fungen esencialmente como “pagadores de nómina”, como dijo de sí mismo el rector de la máxima casa de estudios de los zacatecanos, la debilidad para lograr recursos a la Federación tiene en esa circunstancia una causa evidente.

La solución no recae en una persona, solo el adecuado funcionamiento de la institucionalidad local podrá guiar los esfuerzos colectivos contra la impunidad, por eso cobra relevancia que en el Estado de Zacatecas en septiembre rindan informe anual de actividades los tres poderes, habiéndose celebrado los correspondientes al Poder Ejecutivo (8 de septiembre) y al Legislativo (15 de septiembre), queda pendiente para el 27 de este mismo mes el que deberá rendir el Poder Judicial, todo conforme a una reforma aprobada por la pasada legislatura.

Tres poderes y no uno

Con la anual rendición de cuentas de los tres poderes se contrarresta la concentración ciudadana sobre el Poder Ejecutivo, cierto que el rendido por el Poder Legislativo no suscitó el mínimo interés pero con el tiempo, el ejercicio se consolidará como un acto estelar de la rendición de cuentas, lo importante es que ya se plasmó en el texto normativo la obligación de dar cuentas, luego se revisará como lo hacen.

La colocación de los tres poderes en el mismo plano es pertinente toda vez que merced a una batería de cambios legales y políticos en la vida nacional, el combate a la corrupción ha sido trasladado a ámbitos ajenos a la esfera de responsabilidades del Poder Ejecutivo, la función de auditar está en al campo del Legislativo, y la de integrar carpetas de investigación corre por cuenta de fiscalías autónomas y los juicios y sentencias son de la entera responsabilidad del Judicial.

La historia pudo ser otra

Tello no se atrevió disponer para mejores fines de los 72 Millones de las ya prohibidas “herramientas legislativas” haciéndose copartícipe del uso dado a tan considerable cantidad por los actuales diputados, de haberlo planteado abiertamente habría obtenido el respaldo mayoritario de los diputados acicateados por la conciencia ciudadana, operó como gerente, no como líder, administra, no hace política, a lo mejor tienen razón los que aseguran que le sobra buena fe y le falta oficio.

Hoy, el gobernante que no enfrenta la corrupción y permite la impunidad es débil como nunca antes, el ciudadano evolucionó en poco tiempo de la simpatía hacía el que “robó poquito” hacia la cada vez más exaltada indignación, hay impaciencia, no le bastan Collados ni Rosarios para sentirse satisfecho, el efecto político de cada episodio de corrupción que se ventila hace rugir de indignación a una sociedad que reclama castigo para todo corrupto, en esa actitud que también envuelve a los zacatecanos reside el riesgo y la esperanza porque ya no hay mercadotecnia que valga para un político con honestidad en entredicho

Desesperanza

¿Dónde se origina la debilidad política que lleva a directivos de Peñasquito a no confiar en la capacidad del gobierno para poner orden en el desorden, no reprimiendo sino haciendo política?

Peña Nieto aludió a la agonía de su régimen como “debilidad de las instituciones”, el saco nos queda a los zacatecanos, vivimos una etapa de impotencia generalizada, tenemos una clase política a la que se le cierra el mundo cuando dinero no hay en cantidades suficientes, no saben de austeridad ni de autocrítica.

Nos encontramos el lunes en Recreo.




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