La ignorancia prepotente

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Una característica que comparten políticos y periodistas es que ambos se especializan en generalidades debido a que su universo de acción son los asuntos de interés general. Por mucho que se cultiven saberes, no existe modo de saber de todo, para los políticos se crearon los asesores especializados, para los periodistas las fuentes, cuando se … Leer más

Una característica que comparten políticos y periodistas es que ambos se especializan en generalidades debido a que su universo de acción son los asuntos de interés general. Por mucho que se cultiven saberes, no existe modo de saber de todo, para los políticos se crearon los asesores especializados, para los periodistas las fuentes, cuando se está consciente de esa situación se evita el riesgo de opinar de lo que no se sabe, no absteniéndose de tocar el tema que se ignora sino abordándolo con la humidad de los inteligentes y no con la prepotencia de los ignorantes, lo traigo a colación porque gracias a la conectividad mundial hemos conocido más de la prepotencia de los ignorantes que de la humildad de los inteligentes en aquellos países más castigados por la pandemia.

Cuando apareció el virus de origen desconocido que produce estragos en la humanidad, constatamos que prestigiados especialistas formulan hipótesis contradictorias, para unos es indispensable que todo mundo use cubre bocas y para otros eso es solo para el enfermo porque al sano además de no servirle lo expone a enfermarse por no usarlo debidamente, para unos se deben hacer pruebas rápidas a todas las personas, para otros es un procedimiento inútil, para unos es indispensable cerrar fronteras para otros es contraproducente.

Mientras que los especialistas discrepan, los infectados se convierten en millones y los muertos en cientos de miles, la crisis sanitaria genera crisis económica y tensa las relaciones entre países.

Mientras la amenaza desconocida paraliza al mundo los científicos hacen denodados esfuerzos por desentrañar origen, tratamientos y vacuna de este “Coronavirus” que entró de lleno a la historia de la humanidad, los laboratorios empeñados en la tarea anuncian avances, intercambian información y están pendientes del desenlace de los que más avanzan, mientras cada país se las arregla como Dios le da a entender.

El desconocimiento no es en la misma medida en todos los humanos. Hay una escala de comprensión de la pandemia que va del desconocimiento total a la comprensión de sus implicaciones en un grado superior, el virus desconocido no es el mismo misterio para el abogado que para el médico y tampoco lo es para el cirujano partero que para el epidemiólogo.
Los gobernantes con sentido común entregan la batuta a los que por su previa especialización cultivan las disciplinas más próximas al reto como lo dispuso López Obrador y no lo consideraron necesario Bolsonaro en Brasil y Trump en los Estados Unidos.

Contrastes

Los países con gobiernos unipartidistas tuvieron éxito en proteger a sus respectivas poblaciones del contagio. China, Vietnam y Cuba, lograron acatamiento total a las indicaciones de sana distancia, higiene y confinamiento sin distraer esfuerzos en contener embestidas políticas de opositores.

Varios países de vida política pluripartidista lograron la obediencia de la población sin mayor problema, es el caso de Nueva Zelanda, Japón, Uruguay y, sorpréndase usted Venezuela.

Los debates parlamentarios en España e Italia durante la crisis sanitaria y otros países con alta mortandad pandémica nos permiten establecer una relación de causa y efecto entre los opositores que optaron por pegarle a la estrategia sanitaria para afectar al gobierno y el desacato masivo a la estrategia sanitaria con las consecuencias conocidas.

Nunca entendieron dichos opositores que en el plano mundial no tenemos instancia más confiable que la OMS y en cada país cada autoridad sanitaria, actuaron guiados por la prepotencia de los ignorantes porque no imagino que su odio político llegue al grado de buscar conscientemente agravar la tragedia .

Mitigadores de la mitigación

A los mexicanos el desconocido virus nos agarró mal parados porque nuestro sistema de salud padeció el desfinanciamiento crónico durante cuatro décadas que dejó como saldo el déficit de cientos de miles de médicos y enfermeras, que los profesionistas de la salud se concentren en áreas urbanas y que el número de hospitales privados sea varias veces superior al de los hospitales públicos, muchos de los cuales fungen como aduanas previas de la subrogación de servicios a la medicina privada.

Otro factor no menos determinante que el anterior es el elevadísimo número de obesos, hipertensos y diabéticos que nos hace particularmente vulnerables ante las epidemias, pero un factor igualmente importante es el errático comportamiento de opositores adictos a los pactos de cúpula demandando “acuerdo de unidad” sin entender que hasta por razones de tiempo es una impertinencia.

Complica el panorama de los mexicanos el que una buena parte de los medios de comunicación dejaron de alinearse al Poder Político para alinearse al poder económico contra los cambios.

Cuando los políticos carecen de sentido de estado todo partidizan y obstaculizan el sentido de emergencia en la colectividad.

La oposición no entiende su papel en emergencias.

Nos encontramos el lunes en Recreo.




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