Juzgadores, bienvenidos al juicio público

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Sería injusto decir que todos están cortados por la misma tijera, la historia reporta el paso de ministros merecedores del más grande reconocimiento.

Los mexicanos no salimos de nuestro asombro al enterarnos de que cada ministro de la SCJN tiene 50 abogados cada uno para que hagan la chamba.

Los ministros de la SCJN no se resignan a ser tema del periodismo de investigación, tampoco les acomoda que su desempeño sea motivo de cuestionamientos públicos, les incomoda perder la aureola de intocables que les acompaña gracias a que integran el poder que más tiempo logró la vitrina pública.

Es notoria su molestia ante el hecho de que el monto de sus ingresos viola la constitución que están obligados a asegurar su cumplimiento, les pone de mal humor que la gente no acepte que tengan presupuestado casi 8 cientos mil pesos anuales para comidas a pesar del lujoso comedor que tienen a su disposición en su propia sede, les pone de malas el reproche generalizado de que con dinero público se pague a cada quién un seguro médico de gastos privados con la que financian la atención médica propia y de sus familiares en carísimos hospitales nacionales o extranjeros.

Fue el propio poder ejecutivo el que los convirtió en adictos al dinero para manejarlos a su antojo, por eso ni chistaron cuando Ernesto Zedillo se deshizo de los ministros heredados por su enemigo Carlos Salinas de Gortari pagándoles a cada uno de los 26 una fortuna para que no estorbaran, Zedillo tuvo éxito, redujo el número a solo 11 (Como lo dispuso la constitución de 1824)  y contó con ellos para que el presidente pudiera entregar las empresas nacionales que quedaban y protegiera a los banqueros disponiendo el FOBAPROA mediante el cual las deudas privadas de ese círculo se convierten en deuda de los contribuyente que año con año seguimos pagando.

Todo iba bien hasta que toma las riendas del ejecutivo alguien que no cree en la necesidad de tenerlos de su lado manteniendo los insultantes privilegios acumulados de que gozan para que no “la hagan de tos”.

La política de la austeridad republicana les cayó como patada de mula en el estómago. Encontraron la manera de resistir otorgando protección a la casta dorada de algunos órganos autónomos dándoles la razón en cuanto amparo o controversia interponen para conservar sus ofensivos privilegios.

Bastiones de la ambición vulgar

Los ministros han sido paraguas de abusivos incrustados en los tres niveles de gobierno y en los tres poderes, cuya avidez por el dinero con frecuencia los induce a “entradas extras” qué en el caso de la justicia, dificultan grandemente la lucha por erradicar la corrupción de la vida pública.

¿Serán gratis los servicios prestados a Salinas Pliego por el ministro Luis María Aguilar al hacer tiempo para no resolver si deberá pagar 25 mil millones de pesos por adeudos al fisco?

La doctrina de los tres poderes es invocación retórica desde que Porfirio Díaz consolidó al poder ejecutivo como el verdadero poder, la revolución mexicana no cambio la situación, el caos siempre genera la tendencia a la concentración del poder.

Sería injusto decir que todos están cortados por la misma tijera, la historia reporta el paso de ministros merecedores del más grande reconocimiento por rectos, responsables y capaces (Juventino Castro, Jorge Carpizo entre otros), pero son garbanzos de a libra dado el sistema de componendas que constituyen la vía de acceso y permanencia.

Arturo Saldívar reconoció la descomposición del poder judicial y la SCJN, impulsó cambios que encontraron resistencia, antes de él y desde la judicatura federal el abogado zacatecano ventiló la corrupción que se anidó en el poder judicial, ambos desataron vientos en contra, aunque alcanzaron a reflejar que al interior de ese pode existen corrientes críticas que no comparten la pudrición institucionalizada.

Se avecina un debate que puede ser histórico, los diputados han manifestado interés en moderar los apetitos desmesurados del poder judicial, el reto consiste en lograr un presupuesto suficiente, pero sin los abusivos privilegios que detentan sus cúpulas.

Procurarán engañar victimizándose

Los adictos al dinero público disfrazarán su pretensión victimizándose, dirán que los quieren someter, Norma Piña contará con el apoyo abierto del bloque opositor y muchas televisoras, cadenas de radio y periódicos, lo promisorio es que ya no hay manera de que este poder siga al amparo de la oscuridad, sus integrantes son servidores públicos con obligaciones de transparencia similares a los integrantes de otros poderes.

El reto a vencer es que la adicción al dinero público en dosis exageradas no es exclusiva de algunos, lo afortunado en que es fácil acreditar que gracias a la austeridad y a que ya no se condonan impuestos, hay inversión pública en puertos y aeropuertos, trenes y carreteras, presas hidroeléctricas y programas sociales.

La honrosa medianía, imperativo ético por salud de la república.

Nos encontramos el lunes en Recreo

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